vestía como el alba, pero, era un ángel después de todo... sin sexo ni gustos por nada, tan solo el servir a su creador y nada mas... un par de alas en su lomo acompañaban su estancia en aquel lugar donde no existía ni tiempo ni espacio... tan solo sonidos gregorianos y luces por todos lados que le llenaban lo suficiente como para preguntarse qué hacía allá o allí o en ningún lado... no tenía cabellos y si bien tenía un cuerpo en forma de hombre y tenía una barriga muy linda y una abultada joroba, no le importaba, pues, no tenía con quien compartir sus experiencias... jamás dormía y no sabía volar, tan solo se deslizaba por aquel lugar lleno de cantos y colores vivos como las pinturas de Van Gogh... una avecilla parecida a una avispa luminosa se le puso a la altura de sus ojos... ¿qué haces?, preguntó la avispa luminosa... espero, respondió el ángel... ¿qué esperas?... espero que el creador me diga lo que he de hacer o no hacer... sé esperar... la avispa luminosa se fue y luego se le acercó un punto dorado a la altura de sus pequeños ojillos... ¿ya sabes volar?, preguntó el hacedor... no, respondió... ¿ya te han crecido las alas y el cabello?... no, aún no, pero puedo esperar... cierra los ojos, le dijo el hacedor... el ángel obedeció y tuvo un sueño... estaba echado sobre un monte lleno de aves y a su lado, cerca o algo mas que cerca, casi pegados a él, estaban muchos hombres y mujeres vestidos de trajes de baño... y todos miraban a la mar... y este les miraba y les sacaba su húmeda lengua... entre ellos hablaban y hablaban... uno de ellos se le acercó al ángel y le dijo el porqué no se bañaba... el ángel sin cabellos respondió que no sabía... el hombre le cogió de la mano y le llevó hasta que tocase la orilla de la mar... jamás había sentido aquella humedad... se quedó mirándola por mucho rato y cuando todos los hombres y mujeres se fueron, el ángel se levantó y miró el brillo del sol... le gustó ver tanto y empezó a correr hasta que sus enormes alas se abrieron y empezaron a agitarse mas y mas... su cuerpo se volvió como una especie de pluma y empezó a volar en dirección al sol... y cuando estaba por tocarle, despertó... qué bella imagen, se dijo... la luz dorada le dijo que soñara lo que quisiera y viajara lo que gustara... pero, que siempre que despertara, lo olvidara todo... el ángel asintió... vio como todas las luces y cantos empezaron a mutar hasta oscurecer y todo volver al silencio total... el ángel se tocó la cabeza y notó que le habían crecido cabellos y de su entrepierna le nació vellosidades y una especie de bulto empezaba a florecer... sus alas empezaron a caérsele hasta que quedó desnudo como un pollo... sintió frío y notó que era placentero... vio la mar... vio a hombres y mujeres y niños... y cuando estuvo frente a todos ellos, vio que de cada uno de ellos, en el centro de sus ojos, brillaba el hacedor, como una lucecilla perfecta y bondadosa... sonrió y empezó a soñar y soñar... y cada vez que despertaba, lo olvidaba todo... una y otra vez... y siempre que despertaba, tenía un cuerpo diferente... una, era una mujer... otra, un ave... otra, una piedra... y siempre lo sentía maravilloso... |