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Inicio / Cuenteros Locales / benariel / ORÍGENES DEL "LUNFARDO RIOPLATENSE"

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Un conjunto de palabras, expresiones y frases hechas, que ha dado en llamarse “lunfardo”, de dudosa etimología, constituyó hacia principios del siglo XX una jerga, en el contexto del habla castellana y en la zona de influencia del Río de la Plata.
El lugar que ocupa el análisis de esta jerga peculiar, aún en la actualidad, se debe a que tiene algunas anclas en la sociedad a la que se debe, pertenece y donde nació. Dos soportes fácilmente reconocibles podemos mencionar, con la convicción de que sin esas anclas, esta jerga ya no sería más tema de controversias, mención, estudio y análisis.
Los soportes que claramente pueden mencionarse, se refieren a la vigencia del tango –no como danza-, sino en virtud de su especial contenido temático y la forma de expresar ese lunfardo que permanece en sus estrofas y prosa. El tango, como música, baile o danza, su construcción armónica y rítmica es en cambio, totalmente independiente del tema del lunfardo. El otro ancla o soporte que el lunfardo contiene, sin el cual jamás hubiera existido, es el de la sintaxis, la gramática, el hipérbaton y lo que podríamos llamar la lógica del idioma castellano en un determinado ambiente y tiempo social del Río de la Plata.
Se trata de un fenómeno lingüístico sociocultural que conforma en sí mismo, un conjunto singular. Este conjunto, que podríamos considerar en principio como un “conjunto cerrado”, está conformado por palabras, vocablos y expresiones específicos, que incluso tienen la entidad suficiente como para estar catalogadas en diccionarios especializados.
Sin embargo lo esencial de esta jerga, son sus contenidos sociales, los conceptos que implican sus expresiones, sus valores que plantean un determinado modo de sentir y pensar y que además le confieren identidad. Identidad que se fue construyendo y desarrollando en el contexto social del Río de la Plata por la importancia y características de la composición socio- económico y cultural de la inmigración a Buenos Aires, de fines del siglo XIX y principios del XX.
Esta jerga precisamente se construyó a partir del sincretismo del castellano como base gramatical y sintáctica con vocablos ya sea provenientes del propio castellano, de los diferentes hablas y dialectos de la Península Itálica, de la Península Ibérica, y en menor cuantía de otros lugares.
Sin embargo, es fundamental mencionar, que esta construcción del lunfardo se conformó con esos dialectos que vinieron empobrecidos junto con los inmigrantes. Los inmigrantes hablaban ya su propia lengua materna con las limitaciones que les imponía su humilde extracción social de origen. Son entonces, los dialectos incultos, los partícipes protagónicos de la formación del lunfardo.
Habría que agregarle lo que podríamos denominar los lunfardismos que son aquellos vocablos y algunas expresiones que se fueron incorporando específicamente por intereses peculiares de determinados actores sociales o actividades. Como ejemplo, tenemos ciertos términos usados en el mundo carcelario, otros que provienen del ambiente prostibulario, etc.
Sin embargo, es importante destacar, por el impacto que significa en nuestra lengua, que durante el proceso de la construcción de esa jerga, su lógica y la matriz lingüística que prevaleció fue la del castellano.
Vale la pena mencionar que en estas cuestiones idiomáticas, no existen “las creaciones”. El lunfardo no fue “una creación”, ni fue el habla de los malvivientes, o la jerga de las cárceles, o de los conventillos. Sí, en cambio, fue una construcción perfectamente entendible, en términos del análisis de sus orígenes y los aportes que recibió y siguió recibiendo durante el tiempo que duró la inmigración. No hay contradicción si afirmamos que pudo tener algunos que otros vocablos implantados o lunfardismos pero esto está lejos de ser una creación. Sí, en cambio pueden considerárselos como aportes e incluso términos o expresiones enriquecedores del conjunto llamado lunfardo.
Sin embargo esta no es la única cuestión en la que quedó atrapada la legitimidad del lunfardo. Siempre padeció el problema que se da “entre lo que es legal y aquello que es legítimo”. El lunfardo es y fue legítimo por su sola existencia y por sus palabras y estrofas que hoy perduran en los tangos y porque en aquellos tiempos de principios de siglo XX, una importante porción de la sociedad rioplatense, sencillamente, lo habló.
En especial, por su origen, fue el lenguaje de las clases sociales media-baja y baja, vinculadas a la inmigración, a la población analfabeta porteña, y los malvivientes, (así llamados por las clases dominantes). Todos estos lunfardo-parlantes sobrevivían, en términos generales, al borde de la dignidad humana. No hay más que recorrer hoy los barrios de la Ciudad de Buenos Aires para ver los restos edilicios que aun perduran. Los famosos conventillos, verdaderas villas precarias, construidas ex profeso.
Fueron estas clases sociales las que incorporaron como parte de su léxico cotidiano esa jerga "inculta" como forma de comunicación, franca, natural, espontánea y directa. Con el lunfardo dichas clases sociales pudieron entenderse.
Pero había otra forma de hablar en el Río de la Plata, que no solamente era legítima, sino que era la legal, y como dirían los que discriminan, lo podríamos llamar el castellano culto. Este idioma culto, conformado por otro conjunto de palabras, contenía otros valores sociales y políticos, tenía otros paradigmas representando otras ideas y atendía y representaba otros intereses de otras clases sociales. En esa forma culta de hablar el castellano, solamente cabían las expresiones y vocablos establecidos y regulados por la autoridad de la lengua que otorgaba a la vez, la legalidad y la legitimidad, a través de sus dictámenes académicos de carácter absolutista..
En realidad la verdadera legitimidad y legalidad, no sólo en el tema del uso del lenguaje, la conferían las clases sociales dominantes, que imponían y dictaminaban los modos, los usos y costumbres que se debían ser considerados como “socialmente correctos”.
El hablar en una sociedad también forma parte del modelo de su organización social, política, económica y cultural. Tampoco este fenómeno del sincretismo de varias lenguas es un fenómeno exclusivamente rioplatense.
Ambas formas de hablar, la culta y el lunfardo tienen identidad, estilo, espíritu y confieren pertenencia. Sin embargo, probablemente el lunfardo tiene y tenía “alma”.
Es decir que en la sociedad hablante, había instalados dos modelos de comunicación, que tenían la misma infraestructura lingüística castellana.
Entre la palabra lunfardo y jerga, hay diferencias de apreciación, Mientras lunfardo puede llegar a contener en boca de algunos una mirada con un matiz peyorativo y discriminatorio, jerga, es, en cambio, una forma de expresarse que tiene mucho más “ingredientes técnicos”, y es representativa de un sentir, es una conformación del habla lógica y coherente que generalmente está asociada o a una determinada clase social o a un sector. Está desprovisto de connotaciones valorativas.
Habida cuenta ya del tiempo transcurrido, y atendiendo a la concepción de que la autoridad en la lengua, siempre funciona, ex post, puede llegar a ser valedero plantearse, porqué razón no se reúnen un grupo de especialistas en nuestra lengua castellana, con sociólogos, psicólogos sociales e historiadores y ¿porqué no, antropólogos sociales también? para generar un análisis enriquecedor, y evaluar cómo lograr intersectar a estos conjuntos separados, y ampliar la riqueza democratizando el idioma castellano que hoy se habla y escribe.
Entendemos que los especialistas deben participar en el análisis propuesto, para aportar y dilucidar con sus conocimientos qué impronta adquiere una ciudad con “los nuevos ciudadanos incorporados en relativamente poco tiempo” cuando la afluencia, desde distintos lugares, fue una masa abrumadoramente masculina y joven de inmigrantes, dejando los afectos y la contención que imprime la presencia cercana de una familia. El inmigrante joven, que se instala, lo hace con una perspectiva esperanzadora consciente. Sin embargo, quizás no advierta, que en el inconsciente deja los afectos familiares del otro lado del Océano y que las guerras en Europa lo aíslan aún más. Ese inmigrante luego “tiene que llorar”. Pero quien llora por él es el tango, ya que en su cultura profunda, reside el que “los hombres no lloran”. En síntesis podríamos decir que el tango trasmite dolor, nostalgia, penas, añoranza. Y quién está llorando es ese inmigrante que está solo, en medio de una relativamente pujante sociedad que avanza y arrolla demasiado con todo.
Sin embargo, tuvo que pasar mucho tiempo, para que el inmigrante tomara real consciencia de que era él el verdadero artífice de esta Argentina Pujante que nacía en los años 1900.
En ese contexto, se dan en Buenos Aires, fenómenos tales como el auge del anarquismo. Y estas expresiones políticas reivindicativas no son propias de alguna presunta “argentinidad”. Son claramente ideales europeos.
Cuando los inmigrantes vinieron con sus familias, una parte importante fueron a instalarse a las “colonias comunitarias” que fue otro fenómeno singular, que se dio en especial en varias provincias argentinas. Allí no hubo lunfardo.
Asimismo es válido preguntarse cómo esta carencia directa de los afectos familiares influyó en la formación de la identidad individual y colectiva que impacta hoy en los ciudadanos porteños.
Esta propuesta de análisis interdisciplinario, seguramente se reflejaría en lo sucesivo, en que muchos conceptos, ideas, palabras y expresiones quedarían por lo tanto legalizados y plasmados en nuestros diccionarios cultos.
El habla, un idioma, una lengua, un dialecto, son construcciones sociales que necesariamente vienen asociados en un proceso histórico de muchas variables que bien vale la pena analizar en detalle. No sirve generalizar.
Otras formas de expresiones como la plástica, la música, la danza e incluso la literatura, no tienen legitimadores, dictaminadores o censores sobre lo que es o no correcto.
Pretendemos que esto valga para que el idioma viva libre de ataduras.
Esta propuesta apunta al corazón del academicismo.

Texto agregado el 09-03-2014, y leído por 116 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
02-06-2014 árido downtherabbithole
09-03-2014 Me gusta como le batiste la posta a la gilada desde tu spiche cajetilla. Yo escribo cuentos de humor costumbrista con muchos términos camperos y lunfardos, Cuando uso muchos, les tiro el mataburros. Fue un gusto leerte. Saludos necoperata
 
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