Mi hermano llegó al apartamento en el que vivimos mis padres y yo. Los saludó cordialmente en la sala y después vino a saludarme a mí, en mi habitáculo. Él y otras personas me han dicho que hay cosas que la ciencia jamás podrá explicar y yo siempre me he mostrado escéptico frente a ese concepto. Me dicen que Dios se me va a manifestar audiblemente, estando yo en sano juicio, y que también se me va a aparecer un demonio; pero yo digo que eso es puro cuento. Cuando el único hombre que fue parido por la misma mujer que yo se acercó a mi morada principal, dijo que quería ver televisión. Yo estaba concentrado leyendo en mi portátil sobre la materia oscura.
Yo le repliqué que si quería hacer eso, que conectara el enchufe, y que tomara el control remoto para que pudiera prender el televisor. Tuvo que oprimir más de cinco veces el botón que enciende el dispositivo y luego de unos cinco segundos apareció un canal. El día anterior yo había apagado la máquina en el canal 603, luego de ver el principio de una película de acción. Cuando él lo encendió, el canal que apareció fue el 404; lo sorprendente fue que en ese canal estaban dando pornografía heterosexual; eran más o menos las 11:00 a.m. Las personas estaban en una obra en construcción, en una orgía; en diferentes paneles. Todas las mujeres estaban vestidas con trajes de cuero negro; en sus vestidos en diferentes zonas de su anatomía, se veían distintas zonas resplandecientes blancuzcas. También vestían gorros del mismo color del de sus atuendos, como los de los oficiales del ejército.
El arreglo de vestuario de algunas de las féminas; consistía en minifaldas jeans, tacones y algún tipo de chaleco. Estaban teniendo todo tipo de relaciones sexuales, pero no vi ninguna parafilia. Los dos nos quedamos sorprendidos al ver eso, porque ni él ni yo imaginábamos que eso iba a pasar. Él no quiso decir nada, sólo se limitó a oprimir el botón que tiene un símbolo de más; lo cual nuevamente nos produjo extrañeza; pues en el siguiente canal, estaban dando lo mismo, más extraño fue que estaban dando la misma escena del canal anterior. Yo miré fijamente la reacción de mi hermano de sangre, y pude ver que se le dilataba uno que otro de los vasos sanguíneos de sus ojos. En la parte superior derecha había un sigloide: PORH; yo le di mi interpretación a cada grafema, y esa fue: Pornografía para mostrar la Realidad Humana.
Nuevamente mi hermano cambió el canal, y en el tercero, estaban dando todo idéntico. Luego, cambió una y otra vez de canal y en exactamente todos, estaban dando lo mismo. Le dio varios golpes al control remoto y volvió a intentar pasar a un canal distinto, pero el resultado fue el mismo. No hubo un canal en el que estuvieran dando algo diferente, por lo que decidió apagarlo.
Posterior a esto, mi hermano se devolvió a la sala a hablar con mis padres. Yo había sacado mi armónica diatónica de su estuche varias horas antes para practicar y la había puesto sobre mi cama tendida. Yo seguí en mi lectura; cuando de repente oigo que mi armónica empieza a sonar sola; el sonido que escuché fue el de una canción que yo había grabado hace como dos meses. Escuché ocho compases y dejó de sonar. Me dirigí a la sala y le dije a mi hermano que viniera para que verificara lo que yo había escuchado. El instrumento de viento volvió a sonar con la misma canción mencionada. Cada vez sonaba más duro, al punto de que nuestros oídos estaban experimentando un pequeño dolor; ni siquiera con toda la potencia de mi garganta yo hubiera podido producir un volumen tan alto. Yo cogí el elemento y lo golpeé contra mi escritorio de madera muchas veces hasta que lo partí en dos y dejó de sonar, luego tomé los fragmentos y los boté en la caneca de basura de mi pieza.
No sabíamos qué decir o pensar, mis padres no se acercaron a preguntar qué era lo que había pasado. Otra vez mi hermano volvió a la sala a hablar con mis padres. Cuando regresó, me dijo - la empleada del servicio doméstico que se acaba de ir, le dejó estos dulces, dos gomas y dos moras -. Ese día no había venido nadie a ayudarnos con las tareas del hogar.
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