Obsidiana, junco
Máscara, espejo
Eres eso y más.
Un enigma,
Una efigie
Que me oculto sus sueños.




Busco en la oscuridad
Tu cuerpo a tientas,
Tu carne suave y firme
Responde a la más leve caricia
Nos embriagamos de placer
Hasta que nos sorprendió la mañana.






A cada instante me construyo, me disperso y
Me consumo
En el bendito afán de crear, plasmar y
Escribir
Imágenes y versos,
Que atrapen tu atención.
A ver si consigo con eso
Que me quieras un poquito más.




Tu bellísimo cuerpo,
Envejecido por el alcohol
Y los malos tratos
Ahora solo atrae la mirada
De los borrachos y vagos.




Lluéveme sendero,
Báñame el cuerpo y el alma
Para llegar limpio y sano
Hasta los pies de mi Señor.




Hay ciudades
Que perdieron sus cines
Y sus viejos restaurantes,
Dicen que fue por la modernidad
Pero más bien sospecho
Que fue por una pingue ganancia
Que nos tomaron el pelo.




Tu pésimo carácter
Alejo temprano a los amigos
Te sumiste
Sin tregua entre tus libros y escritos
Y te enamoraste de la soledad.
Al cabo de los años
Deslumbrantes ideas y teorías
Iban surgiendo de tu pluma
Nunca publicaste nada
Solo los que te escuchábamos
Sabíamos de tu valía
Eras incomodo para el sistema
Hasta que una madrugada
Cansado ya de todo
Caminaste por la línea del tren
Hasta encontrar la muerte.




La Soledad y la Ternura
Se encontraron
Una mañana
Que se pierde en la memoria.
Compartieron largas caminatas
Y un amor secreto.
Hasta que un día
Se dijeron adiós
Sin mayor explicación.




Humildísima fuente,
Quien diría
Que atrapaste
Tan feroces lluvias.




En mi cama
Siempre hay un lugar para ti,
Un cubierto más
Sobre mi mesa.
Me dirás que soy un loco
O un tonto,
Tú, que te marchaste con otro.
Yo solo te diré
Que una equivocación
La comete cualquiera.






Este poema
No pudo llevarte
La tristeza de mi mirada
Ni la lluvia que ciega mi ventana.
Son trazos,
Que apenas
Son,
El pálido reflejo
De un olvido
Que empieza
A calmar mi alma.