Yo fui un asesino en otra vida.

Mi vida no es grata. Es simple, vacía y rutinaria. Me gusta así.

Cada día siento un ligero deseo de gritar, de cortar, de actuar, pero el miedo o quizás la empatía me reprimen.

Hay veces en que vienen imágenes a mi mente, cosas que no han pasado, cosas que pasarán. Siento que algún día no me podré contener más.

Gritos, gritos y más gritos en mi cabeza. No son gritos ajenos, son propios, mis propios demonios alebrestándome a actuar, a acatar sus órdenes, mis órdenes. Pronto.

Solo puedo contenerme, no voy a hacerle daño a otros, no como a mí me lo hicieron.

Despierto en las noches, duermo en las mañanas, sufro de terribles pesadillas en las que no tengo ningún sueño. La soledad jamás me deja solo.

Algún día o quizás una noche romperé estos sueños de riqueza y tempestad, me levantaré de mi cama, tomaré un cuchillo y comenzaré a construir un imperio. No puedes robarle a los ricos sin antes robarle a los pobres.

Vivo sueños de grandeza en una caja de cartón. Mi vida no es más que el pan quemándose en la puerta del horno. Pronto vendrá mi momento.

Me preparo lentamente, mejorando mi dicción, preparando mi vocabulario, pronto llegaré a la universidad.

Seré el más grande asesino que este pobre país de ratas alguna vez conocerá. Todos gritarán mi nombre, todos callarán mi nombre, por miedo, el miedo más grande que les pueda infundir un alma común. Yo soy grande, pero pronto seré mejor.

¿Quién ha dicho que para empezar un camino hay que elegir un punto de partida? Yo me estoy construyendo. Soy el ingeniero que modelará esta gran torre que surgirá de entre las cenizas y el fango.

Mi pasado fue humilde, mi futuro será oscuro, el presente está marcado por las vías que me conducirán a mi destino y también por las vías que dejé atrás. En síntesis, no existe el tal “presente”.

Forjando, construyendo un imperio desde las bases. Hoy, solo un estudiante más en una vasta universidad. Mañana, el más grande que alguna vez caminó entre lo más bajo.

Talvés me convierta en profesor, en ingeniero, en economista. Las posibilidades son infinitas, pero aun así, mañana, convertido en nada, convertido en todo, me verás desfilar frente a tus ojos.

Cuidado, puede que mañana mismo te roce el hombro al caminar, y quizás seas tú el elegido, aquel que comenzará mi legado, o quizás para cuando camine junto a ti te deje vivir, porque talvés no esté listo.

Solo una advertencia: Mucho cuidado, porque tarde o temprano, caminaré junto a ti.