Tus ojos fueron
lo primero que vi,
lo primero que reconoci.
tus pequeñas manos fueron
lo primero que toque.
Mi corazón lo primero que sintió
fue tu enorme pasión por la vida,
por las ganas de vivir,
por el amor que vendria
con tu venir.

Amor nunca te olvidaré,
siempre te perdonaré,
siempre te contemplaré.

Hasta acabar con mi último suspiro
te seguiré,
hasta que el mundo se detenga
en tus pequeñas manos,
para que lo contemples,
lo acaricies, lo respires
y lo vivas.

Para que entiendas
que este hombre que escribe
te ha intentado dar todo
y va a dar todo,
por tu pequeño y gran corazón.

Tus comienzos serán
como la lluvia de invierno,
como el frío de las montañas,
tus pensamientos
como el agua de los ríos
y tu corazón
como las batallas de antaño.

Tu aprendizaje será,
el temple de tu vida,
la perfección de tu alma.
Como la brisa que acaricia tu rostro,
tu pelo, tu cuerpo
una perfecta unificación .

Tu infinidad será
la amalgama de tu alma y tu mente,
de tus actos y acciones
veeme aqui intentando que razones
y que la vida te ha de dar mil soluciones.

De tu vitalidad y tu corazón
debes enseñar,
para que todos te admiren,
cuando haz de pasar,
y se queden con la incertidumbre,
de cuanto haz de amar y perdonar.

Si llegamos al cielo algún día
haz de visitar,
a tu viejo padre,
que nunca te ha de olvidar.

Extenderé mis brazos,
para acariciarte una vez más,
para que nuevamente
comprendas que mi amor,
nunca ha de terminar.

En el fin de mis tiempos
solo he de decir,
gracias hija por hacerme tan feliz