Hola amigos
Cuando hablamos del corazón de inmediato pensamos en algo romántico, de siempre los poetas se han referido a este órgano humano como el receptáculo de las pasiones humanas. ¡Craso error! El corazón, maravilloso órgano del cuerpo humano dividido en cuatro cavidades, no es más que una bomba hidráulica que bombea un líquido indispensable para la vida: la sangre, que da vigor a los tejidos humanos.
El corazón es un músculo que necesita a su vez de sangre para funcionar y para lo cual cuenta con las arterias coronarias, que son la derecha y la izquierda y esta se divide en dos. Para usos prácticos son tres arterias coronarias.
Cuando visitamos a un médico generalmente emplea palabras difíciles de entender y entre más complicadas son las que emplea pensamos: “cómo sabe este galeno”. Sin embargo creo que para las personas comunes y corrientes les es más apropiado entender con facilidad las situaciones.
Les pondré un ejemplo sencillo, las casas tienen agua entubada y drenaje, con el paso del tiempo los tubos se azolvan y es necesario cambiarlos o destaparlos. A todos nos ha pasado que tenemos que acudir al plomero periódicamente. No es nada romántico lo anterior, ¿verdad?
Lo mismo le pasa al cuerpo humano con el envejecimiento, los vasos sanguíneos (arterias, venas, linfáticos) pierden su elasticidad y también se azolvan. ¿Con qué? Con la sabrosa comida que nos encanta, para un español nada hay como la paella bajada con un sabroso vino tinto de la Rioja y para un mexicano un taco de carnitas (de cerdo) desde luego acompañado del oro líquido encerrado en paredes de cristal: una cerveza fría. Nada hay como un sabroso filete o una parrillada en una fiesta de amigos.
Por fortuna de jóvenes (cuando el mundo es nuestro) no tenemos problemas, disfrutamos de la vida con sabrosas comilonas y nada nos pasa. El problema es que de jóvenes a lo mejor nuestra economía no es tan boyante y por eso somos sobrios y moderados. Cuando llega la época de recoger la cosecha en nuestras vidas y el dinero ya no es problema por regla general después de los 50 años, ya podremos darnos los gustos que siempre deseamos en la comida y bebida, pero el mundo es al revés, todo nos empieza a hacer daño. Paradoja cruel, con dinero y por necesidad se debe ser parco en el yantar y el beber.
Consideremos a una persona normal, de joven es trabajador y su apariencia es delgada, hace ejercicio y derrocha salud, con el tiempo se vuelve sedentario y empieza a engordar, la obesidad es característica de la mediana edad, la famosa línea de la felicidad en el estómago. La grasa es la que poco a poco comienza a obstruir las arterias, y aunque nos dicen que tenemos el colesterol alto no hacemos caso porque nos sentimos bien. Llega un momento en que ya no nos cocemos al primer hervor (mi bella media naranja dice que yo ni al tercero), el tiempo que lo único que sabe hacer es añadir años se nos pasó sin sentir, tenemos 60 o 70 años, nos empieza a faltar el aire y consideramos que es propio de la edad, hasta que un día al abrocharnos los zapatos nos da un dolor intenso en el pecho y si bien nos va terminamos en el hospital, otros terminan en la dimensión desconocida. ¿Qué pasó?
Lo que sucedió es sencillo de comprender, igual que una cañería que se tapa, así, alguna de las tres arterias coronarias se tapó y se hizo evidente con el pequeño esfuerzo. A esta dramática situación le llamamos infarto (en el infarto masivo se tapan las tres arterias coronarias y si el sujeto es cristiano pasa de inmediato a ver al Señor de los Cielos).
Es muy trágico lo anterior, pero sigamos considerando a la persona de mediana edad, obeso, alegre y sedentario, sus arterias coronarias no se tapan de inmediato, sino que es al cabo de los años, y se presenta lo que se conoce como cardiopatía isquémica (cardio = corazón, pathos= enfermedad, isquémica = falta de oxígeno). El corazón sigue funcionando aunque cada vez con más dificultad. ¿Qué hace el cardiólogo? Éste como buen plomero, primero quita las grasas de la comida y a bajar de peso, la dieta que pone es muy agradable para un conejo, pues son puras yerbas. Después destapa las arterias y pone en ellas una pequeña malla en forma de tubo (stent). La técnica es un logro del ingenio humano. A lo mejor por eso es carísima para el paciente.
Ahora les contaré algo personal, el que esto escribe siempre ha sido delgado y he realizado mucho ejercicio toda mi vida que ya rebasa los 70 años. Saqué a pasear a mi perro SAM, un labrador sano e inquieto de tres años, y éste me llevó a rastras y sentí el maldito dolor en el pecho. El cardiólogo me dijo que tuve suerte, pues fue sólo una angina de grandes esfuerzos y que mejor me consiguiera un perrito chihuahueño.
Lo triste es que incluso los jóvenes deportistas pueden presentar la cardiopatía isquémica, cuando da molestias pero es leve se llama angina y puede llegar al infarto que es un área del corazón que no recibe riego sanguíneo. En los periódicos hemos leído estos casos de muerte en el campo de jóvenes futbolistas.
Les pido perdón a mis queridas amigas: María Emilia y margaret rose, que son muy románticas y escriben preciosos poemas del corazón. Ahora he escrito las cosas del corazón que realmente suceden. ¿Qué hacer? En primer lugar ser moderados en la comida, hacer algo de ejercicio y estar bien con Dios.
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