Pronta y breve contestación, aunque virtuosa en toda su esencia, a la solicitada proposición de intereses, de incierto y puede que hasta maligno origen.

A su requerimiento, en respuesta a su humilde súplica, su portentosa majestad, angelical alma de Dios, no puede dejar sin amparo aquesta vuesa necesidad.

Como alma generosa que se precie, cumpliré la petición de aquella infeliz alma, si con ello puedo salvar a vos de la condenación y, como premio a tan gentil y noble acto, verificar la virtud que vos a ella otorga.

Vea su servil petición concedida, otorgada tan valiente hazaña. Por vos me encauzaré en esta cruzada, en busca del desvelo de aquellas ensoñaciones que bien pudiera ser pecaminosa maledicencia de Luzbel. Porque la palabra de Dios no quede frustada ante viles calumnias. Esperovos en el puente de plata, que por lo menos si no hallamos la voz de Dios, exista la palabra de dos.

Su excelentísima magestad, guía de almas pecadoras.

Cobarde es el que huye de la luz de la verdad.



(¿Te suena Perse?)