Quiero escribir, pero no puedo. No hay nada en estos momentos que me motive a hacerlo realmente. Percibo en mi interior una flojera inmensa a pensar con exactitud y enfrentarme a razonamientos que me lleven a culminar algún texto de ficción. Como en ocasiones anteriores, las ideas no faltan, es más bien esa ausencia de ganas y de interés verdadero, la que me impide escribir. Realizar algunas notas de paso, es una bendición, porque me permite expresar algunos pensamientos sobre cualquier cosa, dejándome llevar más por el sentimiento que por la razón. Por ejemplo, hablar quizás sobre una mujer joven y bonita que vende pan; o sobre las desafortunadas muertes de Amy Winehouse y Whitney Houston; quizás comentar sobre lo mal que me sale la interpretación en guitarra de “Baby it´s you” de los Beatles; de los libros que no he leído entre enero y marzo de este año; que me he comprado con cierto remordimiento (por el costo de cada uno), “Grandes esperanzas” de Dickens y “Emma” de Jane Austen; que el sábado pasado me he ido en solitario a la Feria del libro del Palacio de Minería y que con mil remordimientos más (je, je), me he traído a casa “Manuscrito encontrado en Zaragoza” de Jan Potocki; “Ubu completo y Amor absoluto” de Alfred Jarry. También “El libro vacío”,de Josefina Vicens, un libro largamente añorado. O por qué no decir que mi equipo de fútbol favorito, el Cruz Azul, marcha en el primer lugar del torneo. ¿O si mejor comento sobre un par de canciones que andan rondando mi cabeza?...
Por acá son ya las 0:49 del martes 04 de marzo y lo mejor que puedo hacer es irme a dormir y soñar un poco. Soñar, tal vez, que escribo (por fin) un cuento fenomenal, o que hago el amor con alguna mujer guapa, que no sepa lo simple que soy y me quiera un poquito…Total, soñar no cuesta nada…¿o sí?...
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