Finalmente, optó por la aventura; no tenía mucho que perder; desde que tuvo frente a si esa enorme "cosa" llamada maleta, presintió que tenía un gran reto para su corta y delirante vida...era para ella una opción de vivir o morir, como siempre lo había sido hasta aquí ...¡y no lo pensó dos veces¡...dispuso sus antenas entonces, y con suprema obediencia a sus instintos, se adentró en las entrañas de ese oscuro cuerpo, con la osadía de todos los de su casta.

Y esperó largas horas hurgando medroso entre mis ordenados pertrechos; entre sus caminos oscuros, sus senderos blandos y tibios ...algunos también duros y fríos, sintiendo sí, el constante vaivén de aquel escondrijo que cobraba vida cada cierto tiempo...¿Acaso no se habría entregado mansamente a las fauces feroces de la muerte?...Un rumor trepidante lo hizo salir de sus cavilaciones...Paralizado, comprendió que afuera del todo, una bestia feroz y atronadora, engullía con ella adentro, "la cosa" que lo cobijaba y se apretó más en espera de un cruento y resignado destino.

¿Cuánto tiempo así?...La quietud siguiente, le trajo una diversidad de emociones, como aquellas en que el movimiento a veces brusco, lo hacía sentirse en el vientre de aquella bestia que imaginaba enorme y feroz...

La luz le dio en la cara, aquella tarde valenciana...Aletargada por tantas e inverosímiles sensaciones, se había quedado petrificada en el interior de mi maleta...Su despertar a la enorme claridad, se le hizo aún más espantosa cuando se vio cara a cara conmigo...Mi repulsión, ante su sola presencia le causó pánico; quiso apartarse como siempre ante la amenaza. El golpe que le di fue mortal...lo creí así ..y cogiéndola por sus pequeñas antenas la tiré al tacho de la basura.


Recorría yo con cierta inquietud la Avenida País Valenciano en Torrent, adormecido aun entre la fantasía y la realidad de un sueño acariciado, en la tarde aquella de mis encontradas emociones, sintiéndome pequeño, en un mundo diferente, "enorme para mí y para mis sueños", buscando encontrar en alguna mirada o en algún lugar de aquí, algo parecido a mi mundo y a mis querencias, lejanas ahora; y pensaba en todos aquellos que por cumplir sus sueños se atreven a aventuras parecidas a las mías ....¡ Y A LA DE ELLA…¡¡¡

Sentí en ese momento una extraña sensación de horror....Emprendí una acelerada marcha de retorno a mi "primer rincón" en la calle Los Angeles, con el corazón latiendo febrilmente, recriminándome el haberla tratado de esa manera cruel... ¿Acaso yo mismo no estaba viviendo aquella aventura?...Mi cerebro, enrarecido por aquellos pensamientos, me impulsaron hacia adelante...Subí a toda prisa la escalera; golpeé la puerta sin más...Allí estaba aún el tacho de la basura. Abrí lentamente la tapa, presagiando la tragedia...ella estaba allí...y no corrió esta vez....herida como estaba, se había decidido a enfrentar su destino con hidalguía...Clavó su mirada a la mía y, con la serenidad de un guerrero se aprestó a morir.
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Una emoción distinta aquella; la cogí sin repudio ya, y con el pecho inflado de satisfacción, salí a las calles con mi preciosa carga en la palma de mi mano; crucé la Estación del Metro y caminé por esas lugares desconocidos, los pasos firmes y la mirada en alto. ¿Qué tiempo? ¿Buscando qué?, no lo sé aun....Encontré un parquecillo pequeño, empedrado, similar a uno de mi amado pueblo, rodeado de casas pueblerinas, majestuosas, señoriales, blancas y con tejas rojas… Por esas cosas de la vida, de pronto me sentí rodeado de aires familiares...me senté en una de aquellas bancas de viejas madera, respirando hondo, fuerte, seguro...Ella aún maltrecha, enfiló entonces sus agudas antenas hacia el horizonte...
Surgió entonces aquel dialogo misterioso, entre dos almas, diferentes entre sí, pero unidas por el destino, los desafíos y la aventura....estábamos allí, oteando juntos, nuestros caminos y nuestro porvenir, sintiendo poco a poco el terruño aquel como propio; entonces extendí mi mano hacia el suelo aquel...no, ya no había temor, sino tan solo nuestra firme determinación de vencer o morir, con nuestro deseo supremo de un mañana distinto...Caminó torpemente, como yo, en mis primeros días, casi a ciegas en un día de esplendoroso sol...avanzó algunos centímetros hacia su destino; ahora estaba absorto yo, viéndola partir; volvió su mirada hacia mí y luego, con más bríos que antes, se internó en aquel lugar desconocido, que poco a poco, día a día , conquistaríamos : aquel mundo de todos y de nadie.

La puesta de sol, nos abría ya las puertas de una noche serena, de recuerdos, de anhelos y de un enorme deseo: “ALGUN DIA QUIZA…..”




Perseo Escritor