El señor Blue entró bruscamente en la habitación, se abrió paso entre los muebles tirados y se paró frente al señor Red, que era sostenido con brutal fuerza por un fornido hombre.
-¿Cuál es tu nombre?
-Bájame el tono y quizás te responda.
-Déjate de estupideces y dímelo.
-Vamos calmándonos, que quizás así podamos hablar.
-¡Habla de una puta vez, animal!
-¿Quieres ver un animal?
El señor Red giró con fuerza y lanzó lejos al sujeto que lo afirmaba.
-Y yo que pensé que podríamos hablar como gente civilizada...
-Cuánto te gusta el teatro...
Blue le lanzó a Red un golpe en el rostro, pero Red lo bloqueó.
-No quiero pelear.
-Yo tampoco... así que si te tiraras a la punta de mi navaja me harías un gran favor.
-¿Por qué mejor no me tiro a tu esposa?
Blue le intentó enterrar la navaja en el estómago a Red, quien atajó la mano su mano, la tomó y, manteniéndola bajo control, dio un salto con el que hizo que se la enterrara en el ojo. Luego lo remató con un revés en la parte derecha de la cabeza.Quitó la navaja del ojo de Blue y se la clavó en el cuello.
El señor Blue llevaba años intentando acabar con Red para poder robarle todo. Solo necesitaba saber su nombre -que era secreto para todo el mundo- y tener su ADN.
-Ah, y me llamo Alphonse Red -dijo ante el moribundo cuerpo.