Sea sutil por favor - dice sincera la experiencia.

Trátala como una caricia de madre.

Siéntate a esperar sus tiernas palabras- tardan - pero llegan.

La mujer confunde la intensión de su romeo encadenado y suele transformarlo continuamente de héroe a villano con cada pensamiento latente.

Sabe muy bien, históricamente, que el hombre es débil
y NECESITA DE ELLA, en mayúscula.

Un verso la domina, por momentos. Constantemente, ella se cuestiona todo un universo sobre ti. Sienten.

Se sensibilizan en cisnes y en ogros, mientras logran tener razón en todo.

Pero una vez dentro de ti, suelen quemar como un magma candente haciéndote pensar con lo impensable, pues, te vuelves fiel creyente, en mariposas de fuego renovables, que sobreviven en una hoguera de poesía avivada.

Acabas y acabas pensando en ella y así se acaba todo. Acabas siendo un alma en su prisión paradisiaca de eterno amaneceres.