LAS CIGUAPAS*
Agraciado Ramos había escuchado la historia de «Ciguapas» contada por gente del pueblo. Nunca llegó a creerla. Es una historia fascinante, sobre mujeres desperdigadas, de características; huraña, desgreñada, con el talón de los pies hacia los lados y con un olor natural a hierbas aromáticas por no usar en el tiempo jabón, ni perfume.
En el pueblo se dice, que les gustan los hombres, haciéndolo sus prisioneros. No lo liberan hasta quedar embarazada.
El señor Ramos, entusiasmado con lo escuchado en el tiempo, planificó solito, un viaje por la montaña donde se decía que era el paradero de las «mujeres montaraz» Ese día de madrugada dio inicio a su loca aventura. Durante todo el día caminó, sin dar con el objetivo que se había propuesto. Esa noche casi la pasó en vela al escuchar asustado los ruidos de las alimañas que pernotaban en las montañas. El chillar de lechuzas, croar de sapos y, una que otras carcajadas que en su vida jamás había oído.
A la mañana siguiente, se le avivó las ganas de encontrarse con una «ciguapa» Buscó sin dar con su paradero. En el monte sólo se escuchaba el chillar de las aves, el ulular del viento sobre los pinos, respirando libremente la esencia de la trementina. El pensamiento viajaba lejos, soñando haciendo el amor con una de esas mujeres que, se decía que eran fogosas e insaciables, «jodían hasta la saciedad, hasta quedar exhausta y preñada» Esa ilusión martillaba su cerebro como un mazo queriendo encontrarla y saciar su sed de varios meses sin hacer el amor con una mujer.
En el séptimo día de la búsqueda, sintió un movimiento raro a su espalda, volteó. No podía creer los que sus ojos estaban mirando. Un hombre esquelético sosteniendo un lazo en lo que parecía una de sus manos trataba de enlazarlo. Quiso correr, pero le faltaron la fuerza. Vio como entonces, el esqueleto se diluía en el aire, formándose a seguida una mujer india, muy hermosa, casi desnuda, tapada escasamente con las pelambres de su cabellera, despidiendo de su cuerpo un olor a pino silvestre. Le hacía una señal con sus manos indicándole que se acercara.
El hombre lo pensó dos veces antes de tomar una decisión. Antojado estuvo con asirla con fuerza, tumbarla y hacerle el amor, una , dos tres veces; pero algo le decía que aquella mujer no era real, sólo estaba en su mente, producto de su deseo de estar con una de esas mujeres durante muchos años de haber escuchado la historia.
Entonces sin darse cuenta, fue rodeado por muchas de ellas, atado con bejucos y trasladado a una gran cueva cerca del lugar. Allí, sin hacer ningún movimiento para escapar, esperó ver el desenlace de su apresamiento.
Una de las mujeres, que parecía ser la manda más del grupo, se acercó hasta donde él estaba. Con un lenguaje indescifrable se dirigió al hombre. «!suuemmonnsmm!
Al notar que no la entendía, quiso hablar siendo interrumpido por la hermosa mujer, siendo abrazado con fuerza. Otra de las mujeres le quitó la ropa, dando de esta manera, inicio a una orgía que no se sabía cuando terminaría.
Diez días después, el hombre se apareció en el pueblo, desaliñado y demacrados, con un fuerte tufo a descuido, contando lo que le había sucedido.
*Ciguapa: Según diversas leyendas en la República Dominicana, es una criatura mística femenina, similar a una mujer india que camina con sus pies vueltos al revés y emite de sus labios sonidos raros. Algunos dicen que hace el amor con desenfreno embrujando a los hombres.
JOSE NICANOR DE LA ROSA.
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