¿Quién fuera mis pecados?
Que me persiguen diario,
Dejando devastado mi cuerpo,
Acariciando mi sexo.


¿Quién fuera mis deseos carnales?
Inventados por el insomnio,
Intoxicada de infinidad de perfumes,
Que emanan de distintos cuerpos.


¿Quién fuera mis vicios?
Que todas las noches dopan mi conciencia,
Saboreando mis sentidos,
Ultrajando mi mente indispuesta.


¿Quién fuera la sensualidad?
Que seduce mi obscena vida,
Abrigando mis oscuros anhelos,
Dejando salir mis más perversos delirios.


¿Quién fuera mi amor inmortal?
Amor al deseo, al pecado, al vicio;
Amor a tu espalda masculina,
Amor a la esencia de nuestros cuerpos.


¿Quién fuera nosotros?
Que hasta Luzbel hubiese deseado copular entre los dos,
Arrastrándonos degeneradamente entre sábanas,
Sabanas purpuras,
Por supuesto.


¿Quién fuera tú, yo?
¿Quién fuera quién?
Para siquiera palpar un poco nuestro calor.


¿Quién fuera yo? que disfruto tanto mis vicios,
¿Quién fuera mi vicio?
Para posarse en mis labios
Cada noche que deseo tener algo más que un sueño.