De nuevo partí como había prometido, con equipaje ligero y espacio para nuevos sueños.
Aterricé suave, pero en breve me lanzé a la pendiente, sin frenos, me embarque en aventuras y destruí los límites que había construido antes de descubrirme de nuevo.
Busque el amor que hacía poco había perdido. Un amor duradero.
Empecinado en reconstruirme de nuevo, disfruté unos instantes de mi nuevo reflejo... pero este se fue disipando para darme paso, libre y sereno.
Sin darme cuenta me observo, cada vez menos, me limito a repartir cariño a aquellos que lo desean. Con/sumo cuidado, mido las palabras y me sincero, sin decir te quiero.

Y aunque a veces desee tenerte en mi vida perenne y sin salida, al instante quiero perderte para seguir siendo el amor inocente, el amante distinto que trae consigo la noche, el cariño gratuito sin promesas enmascaradas, el sexo ardiente de hielo y acero.

Regalo amor y tan sólo pido cariño como moneda de cambio.

Ahora me apetece/s y si también te apetezco, juguemos a amarnos aunque sea pasajero. Pues aunque breve, mi juego es sincero, y amor es todo cuanto te ofrezco.

No pido que me entiendas, ni me ames, ni me sorprendas... no pido aquello que no puedo darte aunque a veces...uff si que me apetezca. Tan sólo te pido un juego sincero.

¿Nos apetece? juguemos con respeto. Juguemos a querernos en sexo y desenfreno, o en sueños enmascarados de caricias y de besos, o en sonrisas complices al otro lado de la mesa, o en los pasos que nos unen, nos separan, nos acercan...
Juguemos a lo que quieras, como niños, como adultos, como amantes... como quieras.

Pero juguemos, pues disfruto ofreciendo mi cariño por el tuyo, disfrutando de cada segundo que dure nuestro misterio.
Disfruta conmigo hoy, pues mañana no se si tan siquiera recordaré tu nombre o si recordarás tu el mio. Seamos sensatos, seamos justos y disfrutemos.