Llegué a casa tan ansioso y dispuesto a decirte que te amo y te encontré dormida.
Me fui al internet y al chat y las ansias y la disposición se sentaron a esperar.
Y yo ahí esperé. creo que algo escribí y volví a corregir y terminé borrándolo.
Hice como que entraba de nuevo y cerré con ruido la puerta. Me puse a buscar las cien mil cosas que se nos han perdido, en espera de ese momento en que te despertaras. Pensé en un cuento y las correcciones que debo hacerle y en los años y así se me pasó la noche.
Te pido disculpas si una vez más te despiertas y me ves frente a la mesa.
Mañana no habrá tiempo para decírtelo.
Estas son mis últimas palabras, luego el ronquido, que no habrá inmortalidad para mí.
Que no soy el compañero presidente Allende.
Llegué a casa tan ansioso y nadie me seguía, ni siquiera los sapos.
Aprovecho mi preciosa compañera que mientras duermes te cuento que antes de los sapos, a Salvador Allende lo seguíamos millones. En serio. Es fácil seguir a Mujica en facebook y él mismo puede hablar con su palabra tranquila lo que es seguir siendo.
Te cuento que las ansias y disposición saben leer y están sobre mi hombro pendientes de los que escribo y borro. Y yo me tomo pausas y monólogos. Confieso que fui soberbio cuando dije que tenía tiempo. Lo dije ante la muerte, esa pobre castigada. pero ante tí me vuelvo impaciente. IMPACIENTE. y disculpa si alzo la voz, era para desper... era para despuntar el alba y luego todo fuera como una postal de correo, ya ni venden postales en el correo y soy viejo
Llegué a casa antes que el sonido de la locomoción y la 504 fuera ruido, sólo era sonido urbano. Ya comienzan a pasar con algunos obreros y empleados iguales de madrugadores camino a esas cosas donde van los obreros y trabajadores. Y a quién madruga Dios lo ayuda.
Es fome llegar temprano a la pega. Pero es más fome llegar tarde.
¿ESTAS DESPIERTA?
Cuando llegaba temprano donde Lo Santelices, yo era el único que llegaba. Y el chofer vuelta pa Santiago de una, el viejo gordo ese que te conté era simpático.
Ahora cacho que eramos los únicos y no era tan simpático. El viejo me metía conversa para no dormirse y yo ahá, ajá y ¡No pues! cuando el viejo hablaba mal de las mujeres como la Payita. Todavía se da eso, que los -si me permite la palabra- los weones que con suerte se hicieron choferes o taxistas, o comerciantes de barrio, que les tengo respeto, por cierto. Pero no entienden que dependen de lo que ganan los otros, sus caseritos o clientes. Como el manolito de Mafalda, que imposible que fuera algo más que manolito.
No quiero que despiertes y me veas con esta rabia que tengo, pero hablan mal de todo. Te acuerdas cuando llegó ese caballero con poncho y nos recitó poemas y dijo que teníamos derechos, que no estábamos solos. Luego el Chicho que ni tuvo que hablar. Nunca un señor me había dicho compañero Juan, a lo más juanito. putas si uno no está hecho de fierro poh. Lloré contigo. ¡Ya mandingas le grité a los chicos, vayan a buscar leña seca que ésta da mucho humo, mientras me secaba las lágrimas.
¿Estas despierta?
Si abrieras los ojos me verías llorar, lo que siempre quisiste. Vamos, abre los ojos.
No me dejís poh mierda
abre los ojos.
Mi niña, abre los ojos. |