Voz asesina
Nada de lo que hacía parecía estar mal; de hecho, pesaba que hacía lo correcto. Nunca pensé que eso me traería este sufrimiento.
Todo empezó aquel día. Nada me pudo salir bien esa vez. Llegué a casa y mi mujer me recibió a gritos. Comenzó la discusión. No aguanté más y le disparé con mi arma. La sangre me salpicó a mi, a los muebles y a la alfombra. En ese momento la adrenalina fluía por mis venas. Luego reaccioné y comprendí el error. Como pude limpié la escena del crimen. Me sentí calmado. En la noche, una voz me hablaba mientras dormía y me decía: ¿se siente bien matar no? ¿Por qué no lo intentamos de nuevo? No pude dormir. La voz me hablaba constantemente. AL día siguiente llegó la sirvienta. Me preguntó que iba a comer. Le dije que nada. Ella entonces comenzó a sermonearme, y no aguanté. La voz surgió de nuevo: Esta es la que sigue, mátala. Vamos, hazlo, ¡mátala! La maté. Me abalancé sobre ella y la golpeé hasta dejarla muerta. No senté nada. La voz dijo: ¿ves lo bien que se siente? ¿Por qué no lo hacemos de nuevo? Y así comencé. Primero maté al jardinero, luego al cobrador, después a un amigo… ¡ni mi hijo se salvó! Pero esa noche… ¡esa trágica noche! Luego de una semana por fin logré dormir. De pronto abro los ojos y veo a mi esposa vestida de blanco. Me preguntó: ¿por qué? ¿Por qué lo hiciste? Me froto los ojos, trato de despertar, ¿será una pesadilla? No lo es. Se me acerca. Grito de horror. Después apareció la sirvienta, el jardinero, mi amigo y mi hijo. Todos dicen: ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? Me revuelco en la cama, pero aún los escucho atormentándome con esa pregunta. Me volví loco. Grité y salí corriendo. Mientras corría gritaba: ¡Mátenme! ¡Mátenme! ¡No quiero seguir estando atormentado por esos espíritus!
Un vecino me oyó y avisó a la policía. Me pusieron en el sector de “enfermos mentales”. Estoy amarrado para que, según ellos, no me lastime. Pero es imposible. Las voces me persiguen. Me revuelco, trato de morir pero… ¡me es imposible hacerlo! Las voces me seguirán atormentando por el resto… de mi vida.
FIN
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