Salir, y dispararle a los árboles, de la corteza y hasta el filum
hasta que no quedasen en pie ni los recuerdos,
tirar los platos por el pasillo, lo más lejos hasta escucharlos crujir
los vidrios, monitores, las cámaras... todo lo fragmentable,
gozarlo, reirlo, y revolcarse entre la apatía por dilemas ajenos
¡Pero los de botones! Esos que importan tanto como la identidad
de una particula de polvo entre los vinilos sobre el edredón,
"¡Morite de una vez!" Señala el reloj, que toca nacer de vuelta
cada que el cuerpo pide perdón, para romperse unx mismx
¡Claro, faltaba más! Si unx también es moldeable, de ensamble tosco
pero maleable, y toca, que del borde al cemento sopla igual al viento
pero es del recuerdo al hecho, y de la memoria a lo cierto
que toca morirse un poco... cada vez... para seguir viviendo |