El azar me puso aquí, y por el azar voy a hablar. La realidad no es una cosa de lo que podamos referirnos como algo que nos gusta o no nos gusta; simplemente es, se acepta, se cambia o se niega. Pero el que más se equivoca es el que la niega, porque la magia de la vida, no es trascendental, y por eso tarde que temprano tendremos que aceptar lo que no se puede cambiar. Hay cosas que se pueden transformar, podemos aumentar la esperanza de vida, esto principalmente es lo que muchos quieren, para eso estudiamos y trabajamos. Pero hay cosas que no se pueden cambiar, nuestro modo de reproducirnos, nuestro cuerpo y las etapas de la vida.

¿Quién fue el tonto que dijo que teníamos que estar de acuerdo con este cosmos? Lo que yo sé, es que esto es una dictadura, pues somos obligados a nacer, a vivir y a morir. No se asombren con el fascismo, pues esa es la naturaleza de la vida, no vengan a joder con sus revoluciones, porque la misma naturaleza nos ha tiranizado, por lo que el fascismo no es más que una manifestación de lo natural. El ser supremo o lo que sea que haya creado esta vaina, es muy astuto y nos dio varias opciones para escoger, para eso está la democracia y el comunismo, y se encargó de meter en cada costal a un porcentaje grande de la población.

El comunista piensa que lo correcto es que todos tengamos las mismas condiciones, pero muchos tienen una objeción, piensan que eso le quita el derecho a muchas personas de surgir en la vida. Lo mismo pasa con la democracia, el demócrata cree que cada familia puede acumular riquezas si se esfuerza, pero como era de esperarse, hay algunas personas a las que no les parece justo que un hijo pobre deba recibir la consecuencia de su padre. De cualquier manera tanto una alternativa como la otra, son apoyos al tirano creador de este mundo mediocre.

No sé exactamente cuántos años llevamos en la Tierra, sé que son miles o eso creo, no lo he comprobado; creo que han pasado millones de seres humanos y muchos más animales por ésta galaxia, de todos ellos sólo puedo un sinsabor acerca de su biología; la tragedia nos sorprende desde el vientre de nuestra madre hasta los últimos años de nuestra existencia; aun así escucho a muchas personas diciendo que son optimistas; ¡vaya idea! Luego de innumerables años de horror sobre el orbe, hay gente que tiene esperanza. Ya nada podemos hacer por nuestro tormentoso pasado, aun si devolviéramos el tiempo, hasta un punto en el que no hubiera comenzado la vida, muy probablemente repetiríamos el mismo mundo, y además ya nada podemos hacer para eliminar lo que quedó en el pasado. Sólo podemos evitar el futuro.

Si al universo le da por jodernos la vida otra vez, volviendo a crear especies como la nuestra, tenemos la posibilidad de volver a acabarlo, una y otra vez, hasta que logremos derrotarlo y no vuelva a haber nada. ¿Cómo podemos hacer esto? Pues para extinguir la vida como la conocemos, veo tres opciones; la primera es que el universo nos mate, ese que ustedes admiran, por su hermoso sol, su mar y las plantas, entre otras cosas; un día de estos, por un inexplicable desequilibrio, nos absorbe por medio de un agujero negro y nos despedaza a todos, ¿dónde quedaría tu admiración por él? La segunda es una confrontación bélica internacional, ya hemos probado tener el poder para generar bombas nucleares que devastan pueblos enteros, el siguiente paso es matarnos todos entre sí. Y la tercera, la más pacífica, es extinguirnos por voluntad propia; esterilizándonos para que dejemos de ser lanzados al infierno terrenal.

Pero no sólo se trata de auto-eliminarnos, tenemos una grande responsabilidad con nuestros compañeros en la desgracia de la vida; los animales; encuentro tres razones para extinguirlos también; las tres iguales de válidas para mí. Los estamos matando, ellos se matan entre sí por inercia, e igualmente nos pueden asesinar. No se trata de supervivencia, debemos usar nuestra inteligencia para ayudarlos a terminar con el horror de su ciclo biológico. Para esto recibimos la razón, ella nos puede librar del infierno en el que vivimos, ¿para qué más infiernos? Si tenemos que soportar nuestra existencia minuto a minuto en una batalla espantosa en nuestra mente entre la razón y la pasión.

Ninguna religión puede hacer un verdadero milagro, para mí eso sería poder escoger nacer o no hacerlo, poder transformar mis funciones corporales y salir del globo terráqueo de una manera decente. Ni siquiera los budistas, que son algunos de los religiosos menos malos, son dignos de respeto. ¿Para qué se dejan usar por la muerte? El final de nuestro ciclo sin espeluznante sufrimiento es un oxímoron; ¿Qué clase de músicos y artistas marihuaneros hablan de que no debemos tener miedo a la muerte? Quisiera verlos cuando el designio irrefutable de la parca los atrape, para ver si así, pueden seguir cantando tonterías. Miedo es una palabra corta y limitada para describir nuestro desenlace; ustedes, padres, ¿por qué no meditaron bien los efectos de sus porquerías? ¿Qué creían, que iban a traer a sus hijos a un mundo de lógica?

Uno puede creer lo que quiera, pero eso puede ser muy peligroso, porque hay más de siete mil millones de personas sobre nuestro mundo, y cada una de ellas, las que pueden hablar, creen algo diferente, cada una tiene un concepto personal sobre quién es Dios, ¿Quieren que sea optimista y ni siquiera nos ponemos de acuerdo sobre su definición? Si hablamos de los dioses de religiones como la católica o el islam, pues no los veo como unos personajes que yo pueda llamar buenos, no respetan a los animales y promueven todo tipo de terrorismo contra sus oponentes.

¿Cómo vamos a resarcirles a los animales y a nuestros antepasados todo el dolor que sintieron? ¡Ah! No, los científicos creen que la evolución vale la pena y que vamos para adelante, para adelante si vamos pues nos vamos a estrellar con alguna galaxia, producto de lo cual quedaremos destrozados. Afortunadamente existe el arte, que nos da la posibilidad de pensar con total libertad, porque si nos impidieran expresarnos artísticamente, ahí sí la política dictatorial sería completa. Como yo no quiero ser un ser llevado por la corriente, el arte me ha permitido oponerme a casi todos los seres humanos; a los que agrupo en el conjunto de los tiranizados por la creación.

Todos necesitamos convencernos de algo, porque la confusión reinante en nuestra cabeza va a estar con nosotros hasta que nos muramos, así que, nuestro trabajo consiste en analizar a qué le vamos a dar más importancia, a un alma que no siente, que no puede experimentar el hambre, la sed, el frío, la enfermedad y otras desgracias más. O ¿vamos a darle importancia al cuerpo, ese en el que almacenamos la materia fecal diariamente y la expulsamos como expulsan bombas los estadounidenses por todo el mundo? En este cuerpo, también almacenamos, la orina en la que tenemos sustancias tóxicas; pero muy pocos hemos sido capaces de criticar la magnífica obra suprema.

Ahora pensemos en el aparato digestivo, como todo en nuestra existencia, no tiene ningún objetivo relevante, por el contrario es un conjunto de órganos inservible; nos humilla a cada rato, cuando nos levantamos nos dice – tienes que desayunar, porque si no lo haces, te va a dar hambre, y luego de vas a enfermar y vas a sufrir mucho -. Entonces, para no experimentar dolencias, seguimos nuestro instinto irracional, eso sí, los que tenemos comida, porque los que tienen, no sé qué les toca hacer. Una pregunta, ser omnisciente, ¿no hubiera sido mejor haber no poner ese aparato, para que, por ejemplo, innumerables personas no murieran de hambre?

Uno ya ni siquiera sabe si nació, como hay tantos niños que no tienen ni siquiera un registro de nacimiento, entonces uno se pregunta si vale la pena tener un documento en el que están depositados los datos de uno. En eso podemos resumir nuestra existencia, una fecha de nacimiento, una foto, un nombre, un número de identificación o una firma, puede ser lo que nos identifique. Y es que así como nosotros mismos nos organizamos con esta información, creo que la naturaleza nos ve de esa manera, como si fuéramos átomos sin sentimientos, por eso nos envía catástrofes naturales, porque no entiende que sentimos profundamente el dolor, aun así, muchos siguen respetándola. A veces ni siquiera es ella la que nos maldice, con nuestras acciones producimos desequilibrios que desencadenan muertes, como por ejemplo, un incendio por diversión.

Ten cuidado artista con tu forma de expresarte, no vaya a ser que te salga el tiro por la culata, cuando el monstruo de lo real te ponga entre la espada y la pared literalmente, ¿qué vas a hacer?, cuando la espada penetre tu vientre y sientas como la sangre brota a borbotones, mientras deseas desaparecer rápidamente. Ningún tipo de magia te podrá librar del terror que experimentarás, no podrás estar en desacuerdo, tampoco serás capaz de refutar. Simplemente te ahogarás en el padecimiento.

A mí me gusta pensar en las cosas que pasan realmente, por eso, aunque todo el mundo diga que no hay que pensar en la muerte, porque son unos cobardes, para mí, ese es uno de los temas más importantes que existen, por no pensar en ella es que tenemos este desastre de lugar. No hemos sido valientes para definir cuándo morimos, y cómo sucede; nuestro temor ha sido tan grande que pasaron siglos y siglos sin que nos atreviéramos a analizar cuándo se da la muerte. Algunos decían que era cuando no había signos vitales, luego dijeron que era cuando había muerte cerebral, y ni siquiera esto último es verídico, pues hay casos en los que ha habido muerte cerebral y la persona ha recobrado la vida.

Si ustedes quieren ver a los grandes pusilánimes, vayan a los ancianatos, ahí están todos los que no fueron capaces de enfrentarse a su deceso, están esperando pacientemente, a que la parca venga por ellos para terminar su trabajo. El cigoto es el principio de nuestra maldición, nos maldijeron nuestros progenitores porque no pudieron asumir su muerte sin causarla a otros, tenían que disimular sus temores apoyando su reino, luego usan el eufemismo del amor para esconder sus debilidades. Supongamos que algunos aceptan la vida, entonces se adhieren a algún sistema político; si quieren ser parte de la dictadura, pueden hacerlo, pero es fundamental que se apruebe el suicidio asistido, para que nadie sea tiranizado.

Soldado, no vayas a la guerra, no apoyes el ciclo brutal bélico; pues cuando mueras, luego de un tiempo se hará la paz, pero posteriormente, por cualquier excusa, los gobernantes armarán una batalla para eliminar la sobrepoblación y tu vida será perdida. No actúes como un actor de teatro, no dejes que te cosifiquen. Estimado Arthur Schopenhauer, eres uno de los pocos filósofos que rescato, pero no estoy de acuerdo con que todo tiene una explicación, y si así fuera, no me parece aceptable. Querido Karl Marx, no sé cómo pensaste que funcionaría el mundo correctamente con tus teorías, no coincido en pensar que las religiones sean las mayores drogas; tú estabas drogado cuando dijiste eso; hay una droga más potente y letal, tú ya sabes cuál es; la utilizaste siete veces, o eso creo, no sé si dentro de tus teorías estaba la posibilidad de abandonar la película de terror en la que nos metieron.

Respetado Albert Einstein, tú mismo reconociste que eras un loco, eso ya es un avance, pero, entonces mi pregunta es, ¿por qué prolongar la demencia con una ciencia incomprensible y contradictoria? ¿Además de dar bases para el terrorismo? Nunca quisiste hacer eso, pero así es la vida, nunca somos conscientes de lo que puede pasar por nuestras acciones. En lo que sí tenías razón era en que seguiríamos repitiendo los ciclos guerreristas, quién sabe hasta cuándo.

Si nos admiramos con una flor, es porque tenemos un estándar de admiración demasiado bajo; nuestra creatividad da para más; podemos ser más inteligentes que Dios, por lo menos en el aspecto moral. Ninguna persona honesta crearía un mundo tan confuso y doloroso como este. Muéstrenme un menú de universos, como cuando uno va a un restaurante y pide la carta, definitivamente en el que estamos, no lo voy a pedir, habría que mirar otros, pero que no sean creados por nosotros, porque todo lo que hacemos lo corrompemos, tendrían que ser creados por divinidades, y esos personajes tampoco me dan confianza. Así pues, yo preferiría nada, no sentir nada, ni el deleite ni la congoja; ya que mi balanza no logra equilibrar todo lo que disfruté en la vida con el lapso definitivo en el que voy a fallecer.

Cuando se extingan la mayoría de las especies, me imagino que comerán ratas, pues como les da igual qué animal comen, y por ahí dice el dicho, de que por lo que comemos, seremos conocidos; así que los que se alimentan de animales no tendrán ningún problema en alimentarse de ratas. Así se comporta, la mayoría de los seres humanos, cuando en una cama, en un carro o en un motel, en un santiamén crean un ser humano. Por cierto, en esto las divinidades no nos dieron discrepancias, nos dieron el mismo modo de reproducción a todos los seres humanos, ¿no hubiera sido mejor, que los cristianos tuvieran un método más santo? No, la mayoría cae en el engaño al adorar a la que nos mata.

Ningún amor nos va a rescatar de la gran decepción de seguir viviendo, pronto, en uno o en cincuenta años, nos preguntaremos cosas existenciales y el silencio será absoluto, en todo el mundo, no se oirá ni un zumbido, inmersos en nuestra soledad, en un camino que cada vez se hace más angosto, hacia una espantosa vejez; estaremos atónitos, intentando ridículamente continuar escondiéndonos de nuestro desenlace. La literatura es igual a la humanidad, nunca tuvo una razón de ser, pero mientras vencemos nuestros miedos mortales o mientras nos sorprende la omnipotente, en algo tenemos que malgastar nuestro tiempo. Yo, por mi parte, lo voy a hacer en lo que corresponde a las penas de nuestro planeta, para abolirlas; no a las de lugares irreales.