Y conmigo, la muerte 
 
Nací como todos 
y como todos vivo, 
aprendí lo que pude, 
tal vez más he podido. 
Y tengo por seguro 
que moriré aprendiendo. 
 
Pero hay algo indudable, 
lo que siento por dentro 
y hasta eriza mis bellos  
por algunos momentos 
es que esté donde esté, 
como sombra perenne, 
va la muerte conmigo. 
 
Se esconde en los rincones 
ya ni acecha mi cuerpo, 
sabe que en las entrañas 
sin querer la presiento. 
En mis horas más negras 
que cubre, me acaricia, 
me consuela en silencio. 
 
He golpeado sus puertas 
no es orgullo decirlo, 
le he pedido me lleve, 
no es momento me ha dicho. 
La maldije, lo juro, 
y aunque entiendo,  
no entiendo. 
Si ella sigue mis pasos 
si persigue mi sombra 
si ha llorado mis penas 
si ha escuchado mi espanto 
para qué es que me sigue 
porqué siempre se muestra 
si no quiere llevarme 
a dormir en sus brazos  
una muy larga siesta. 
 
No es que quiera morirme, 
al menos hoy no lo quiero, 
pero siento su esencia 
respirando en mi cuello. 
No quiere que la olvide 
pero si la reclamo 
da la vuelta y prosigue. 
 
Y vivir es difícil 
y sufrir las mil muertes 
que sufrimos en vida, 
ella lleva de apoco 
todo lo que le sirve: 
la niñez, la familia, 
los amigos, los sueños, 
la inocencia perdida. 
 
Y uno vive, viviendo, 
paso a paso en la vida, 
trabajando por ello, 
y hasta a veces tratando 
de dejar algo nuestro 
que sobreviva a todo, 
inclusive al tiempo. 
 
En mis horas más negras 
donde no hallo consuelo 
y no existe persona 
que me espante el silencio, 
ni el abismo de ser 
un dolor simplemente 
en el vasto universo, 
allí por fin comprendo, 
y conmigo, la muerte 
que me acuna serena 
como se acuna un niño, 
y me acaricia el pelo 
y me besa la frente. 
 
Algún día, está escrito, 
yo me iré como todos, 
pero no me iré sola 
me llevará consigo 
en sus brazos de madre 
donde sea mi destino, 
y conmigo, la muerte 
compartirá el camino. 
 
Del libro: Entre las sombras 
Incluído en la Antología Poética de Beatriz del Carmen Ruiz  |