ANÉCDOTA DE UN AMIGO
Ramón Vitiello, un profesional del Magisterio Dominicano, de una aguda intuición. Al vuelo, encontraba una solución a las adversidades que ocasionalmente se les presentaba.
Profesor con un grado alto de conocimiento deportivo.Desde muy joven se dedicó al cultivo de la educación física. Respetado por la sociedad y por el alumnado que bajo su férrea disciplina, instruyera a generaciones de jóvenes, ganándose grandes elogios, recibiendo innumerables galardones de las autoridades educativas y por numerosas instituciones tanto públicas como privadas.
Siempre afable, con una bella sonrisa agradable grabada en sus labios y, una respuesta sabia al infortunio que se le presentara a un compañero de trabajo o tal vez, a cualquier persona que se le cruzara en su camino con un problema.
En los momentos de ocio alegraba el momento, algunas veces con un chiste, una anécdota o un simple cuento de camino. La risa fluía a raudales en labios de todos los que en ese momento lo escuchábamos. Nunca se le vio triste, ni malhumorado.
Recuerdo una anécdota que nos hizo un día lluvioso, casualidad del destino.
Ese inolvidable día nos dijo:
«Muchachos, anoche me pasó la del ¡Diablo!» Todos lo rodeamos de inmediato para escucharlo. Él , sonriente como siempre, nos miró a todos, moviendo sus ojos en toda dirección, luego muy entusiasmado continuó diciendo.
«Vaya a ver lo que me pasó» Hizo silencio, luego riéndose nos dijo:
« Anoche, en la madrugada, se metieron en mi casa unos ladrones » Volvió a callar, luego dijo.
«Para el colmo, me levanto a orinar sin darme cuenta que los desalmados estaban dentro de la casa, llevándome un gran susto al sentir que me tomaban por el cuerpo, dos hombres armados»
«Solamente atiné a decir para asustar a los desaprensivos y pusieran pies en polvorosa» «Grité» «¡Mujer, tráemes la escopeta! ¡Hay ladronneeess!»
«¡Saben lo que hizo mi adorada mujer!»
«¡Noooo!» Dijimos todos a la vez.
«Gritó a todo pulmón ¡PERO, AMOR, TU NO TIENES ESCOPETA!
«Los ladrones, al escucharla, ni se inmutaron, procedieron atarnos, sustrayendo todos lo de valor que había en la casa»
Murió hace unos cuantos años y todavía nos recordamos de su buen humor.
JOSE NICANOR DE LA ROSA.
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