DECLARACIÓN SIN INTENCIONES
Mantienes la compostura, porque estás acostumbrada a comportarte como una señora, a no perder nunca las formas, a no dejarte llevar hacia donde los demás quieren situarte. Y continuas caminando erguida, con paso firme y decidido, aunque a veces no sepas con certeza a dónde te diriges.
Has recorrido media vida. Todo lo que has alcanzado te ha costado "sangre, sudor y lágrimas", y esperas que al final del camino exista algún tipo de recompensa. A resumidas cuentas, no tienes nada, porque siempre lo diste todo sin esperar nada a cambio... y ese ha sido el error, el problema; no esperar nada de nadie, ni creerte con derecho a pedirlo.
No tienes nada, solo un puñado de versos estúpidos que han servido para que el resto del mundo vea cómo sangras, mientras constatas su regocijo. Nada, no tienes nada, maldita idiota, porque nada has pedido. Porque creíste que el mundo era un lugar en el que poder coexistir, aunque fueras de otra especie, y creyeras que el resto de los corazones se asemejaban al tuyo; libres de egoísmo.
Nada, no tienes nada, maldita idiota, que te haga mirar al frente para dejar de ver ante ti tan solo un precipicio. El mundo es como es, no puedes cambiarlo. ¡Asúmelo, mujer, o muere!.
Autora: Luna Margio
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