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El impacto hizo retumbar toda la cabina de mando y aunque el piloto logró recuperar el control del aparato corrigiendo la deriva provocada por el disparo, los tripulantes de la nave fueron conscientes desde el primer momento de que el rayo láser había afectado seriamente al fuselaje de la nave.
Por otra parte, todavía sufrían el acoso de los tres cazas enemigos que habían detectado su presencia nada más penetrar en la zona de seguridad de la nave nodriza, de manera que la situación se complicaba por momentos.
El futuro de la galaxia estaba en juego y ellos eran la última esperanza, pero seguían estando demasiado lejos de su objetivo. Si no lograban acercarse lo suficiente a la nave para que sus disparos pudiesen alcanzar algo más que la superficie acorazada, las defensas antiaéreas los abatirían y acabarían siendo un montón de basura espacial flotando en medio de la nada cósmica.
Arriesgando la integridad de la nave y sus propias vidas, comenzaron a acercarse a la superficie de la inmensa mole buscando desesperadamente algún punto débil en su escudo defensivo por el que penetrar para poder alcanzar el núcleo central.
Los disparos de los cazas volvieron a impactar en el fuselaje y durante unos segundos la cabina de mando se quedó a oscuras hasta que el sistema de emergencias saltó y comenzaron a funcionar los motores auxiliares.
Además, por culpa de los impactos, parte de la cubierta del techo se había desprendido durante el último asalto de los cazas y un saliente metálico se había incrustado en el brazo derecho del piloto seccionándoselo parcialmente.
El copiloto respondió al ataque abriendo fuego contra uno de los aparatos enemigos que se acercaba peligrosamente por su costado derecho.
Para ser un novato inexperto tuvo la grandísima suerte de que una de sus ráfagas acertase de lleno en uno de los propulsores del caza de manera que éste explotó de repente, a muy poca distancia de ellos.
Su capitán, aunque malherido, permanecía consciente y aferrado a los mandos, por lo que pudo maniobrar para evitar que los restos del aparato alcanzado impactaran contra su ya maltrecha nave.
En cuanto consiguió deshacerse de los otros dos cazas, el copiloto comenzó a hacerle un torniquete para detener la hemorragia, pero la herida era muy profunda y no dejaba de sangrar. Cabía la posibilidad de que el capitán perdiese el conocimiento en cualquier momento, lo cual le obligaría a tomar el control de la nave y a dejar de disparar a los otros dos cazas que aún seguían operativos.
Sin embargo, las naves enemigas, viendo que estaban demasiado cerca de su base, decidieron retirarse temiendo que algún disparo errado de sus propios compañeros pudiera alcanzarles.
A la velocidad a la que iban era imposible abatir a esos suicidas que, por lo demás, ya estaban recibiendo la respuesta antiaérea de la nave nodriza y más pronto que tarde acabarían volando por los aires.
Finalmente, el capitán no sólo no perdió el conocimiento sino que encima logró acceder a la zona central penetrando entre dos torretas de control, lo cual le permitió lanzar la bomba de neutrones directamente al núcleo de la nave.
El estallido fue tan devastador que una lluvia de polvo y chatarra metálica oscureció toda la zona mientras la onda explosiva les empujaba violentamente en dirección a su planeta.
La amenaza alienígena había terminado; y a su regreso al planeta Tierra los pilotos descendieron de la nave aclamados por una multitud que celebraba el fin de la invasión.
Eran los héroes del momento y todos los que ocupaban el centro de mando querían abrazarles y felicitarles, pero la herida que había sufrido el piloto en el brazo era muy grave y requería de un traslado inmediato a la enfermería.
Una vez en el hospital, viendo el mal estado de la herida, el equipo médico llegó a la rápida pero certera conclusión de que el brazo era irrecuperable; tendrían que amputárselo de manera inmediata para así poder cerrar la herida y que no se desangrase.
Pero en esa época la medicina había avanzado una barbaridad y podrían sustituírselo por un sistema biónico compatible, que una vez conectado al riego sanguíneo regeneraría el sistema nervioso para que el cerebro del paciente pudiese controlar directamente los movimientos del brazo artificial.
Pero para ello era necesario hacer un análisis previo de su ADN, que permitiría seleccionar el sistema más compatible, por lo que ...
- ¿Qué es el ade ene?
- No es “ade ene”, sino “a de ene”; y es algo que tenemos todas las personas en nuestras células que le dice a nuestro cuerpo cómo debe construir las piernas, los brazos, la cabeza .... Es algo así como el manual de instrucciones.
Todos tenemos ADNs diferentes y por eso todas las personas somos distintas.
- Ahhh.
- ¡Dejad de jugar y venid a cenar! Que se os va a enfriar la comida.
- ¡Vaya! Pero si ya son las nueve y media; será mejor que recojamos todo esto y vayamos a cenar porque sino tu madre se va a enfadar.
- Ya te explicaré con más calma que es el ADN mientras cenamos.
Mientras Julián encajaba el brazo arrancado al muñeco articulado, su padre fue dejando las naves espaciales en la estantería.
- ¡ver para creer! Con lo caros que son y que cada día hagan los muñecos más feos. - pensó para sí, mirando detenidamente un alienígena de plástico de la Guerra de las Galaxias.
- Si el domingo sigue haciendo mal tiempo podemos bajar el scalextric del trastero y así echas unas carreras con el primo Eduardo.
- ¡Vale! Pero esta vez yo seré Hamilton y él que sea Raikkonen.

Texto agregado el 20-02-2014, y leído por 67 visitantes. (0 votos)


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