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Hay muchos mitos y leyendas sobre la existencia de los dragones. Le voy a contar una que quizás no había escuchado nunca, porque creo que la acabo de inventar: los dragones no se reproducían como animal cualquiera, su verdadera reproducción nadie conoce con certeza, incluso hay pocas teorías sobre el asunto. No sé si fue una revelación, pero vi en mi mente como ellos se reproducían; habían hembras y machos, pero no había apareamiento, ni nada parecido a lo que conocemos hoy. La hembra era la manda mas (aunque no era una deliciosa mandarina), el macho era muy pequeño (parecido al hombre gobernado por la mujer), pero volaba muy veloz y más aun arriesgado.
La hembra como manda más sembraba una semilla de bija en un desierto cualquiera, pero que estuviera bien apartado (para hacerle la vida imposible al macho), esclavizaba a su compañero para que orinara la semilla todos los días del mundo antes de la salida del sol. Rápidamente crecía un árbol que a veces alcanzaba hasta cinco metros de altura y en su fruto nacía la cabeza del pichón de dragón según el fruto se secaba; el fruto estaba sujetado de una rama la cual era la cola del dragón. En la boca del nuevo pichón había decenas de semillas rojas que era el potencial fuego del dragón adulto.
Otra revelación: las hembras no lanzaban fuego (pero hablaban más que las cotorras dominicanas) y esto le prendía la cabeza a los machos, sobre todo cuando la hembra le reclamaba algo, por eso el macho lanzaban fuego por su boca y salía volando lleno de rabia quemando todo a su paso. Otra cosa, los machos solteros nunca lanzaban fuego por más que lo intentaban.
Tengo muchas historietas de estos nuevos dragones, pero será en otra ocasión que se la voy a contar, según las escribas...
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Texto agregado el 15-02-2014, y leído por 109
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