En éste 14 de Febrero, pido que levante el dedo quien...
Juro que no estoy triste, es un poco de hastío lo que curva mis labios con las esquinas hacia abajo.
Un gesto que me hace interesante y bohemia.
Pido que levante el dedo quien no ha recibido una puñalada en el corazón y ha salido al exterior con una sonrisa ensangrentada.
Por favor, no se rían, ocurre que cuando escribo, las emociones parecen tener su escape por los dedos y todas las palabras se ensucian de ellas.
Es como tener los dedos manchados de tinta y pretender no dejar huellas.
No puedo ir con guantes de látex siempre, la asepsia sólo funciona en hospitales y funerarias.
Soy una aficionada a la escritura de metáfora fácil, que si tuviera que morir ahora mismo para ser una autora capaz de hacerla sentir orgullosa de haberme amado, invocaría a Dios, para que me destruya como al Coyote que persigue eternamente al Correcaminos.
Reconozco que me siento un poco deprimida, no voy a quejarme, yo no me quejo y menos delante de un papel en blanco, las escritoras no lloramos, creamos mundos imaginarios, sólo cuando todo esto de aquí dentro, entre el ombligo y el pecho se hace viscoso y caliente, fuerzan los lacrimales y una llora sin ser necesario, sin estar triste.
Parece un drenaje linfático visto desde mi ignorancia.
Esto escrito en tinta sepia, es una pesadilla, no es tristeza, es este dolor…
Es el espejismo resultante de un golpe doloroso, quiero decir que el espejismo es atrozmente real.
Quiero decir que no pretendo otra puñalada más.
A ver, que alguien me ayude levantando el dedo y reconociendo que duele tanto no tenerla, sólo quedan ganas para tirarse en el suelo y dejar que caiga encima lo que sea, y que caiga pronto, por el amor de dios.
Siempre buceamos en nuestros dolores con gasas y yodo intentando restañar la hemorragia. Nos metemos en nuestro propio sistema vascular buscando la vena rota, porque algo se rompe cuando se queda una sola.
No es lógico que se doblen así las comisuras de los labios sino hay una fuerte fractura o algo ha reventado.
Lo importante es no sentirse triste, porque el dolor es heroico, la tristeza humilla la vida.
Al menos, los ojos están brillantes y dan un aspecto inteligente.
Están brillantes porque había un exceso de sangre y agua en el cuerpo.
Es lógico que cuando una escribe, se abstraiga y tienda a rascarse aunque la herida sea indolora.
Estoy triste, estoy tan triste que tengo prisa por morir.
Estoy tan triste sin ella, que quisiera olvidar que un día nací, la conocí, la amé y murió sin saber quién era yo.
Sé que si me reencarnara, nacería como una niña triste, de ojos siempre húmedos y de manos nerviosas.
Es imposible que todo este dolor pueda quedar en el limbo y así nacer sin recordar, sin sentirme triturada por dentro.
A ver, pido que levante el dedo quien piense que no me voy a encontrar con ella.
Aunque, no, por favor, no lo levanten por lo que más quieran, por favor, sólo necesito que aguanten su sinceridad unos segundos más.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde en éste 14 de Febrero, pido que levante el dedo quien...
Andrea Guadalupe.
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