Recuerdos
Había pasado más de una semana desde que acepte el trato con ese desconocido y no tenía noticias de mi situación actual. Durante las noches despertaba y salía a mirar por la ventana del pasillo, a veces imaginaba que todo había sido una broma y que al día siguiente alguien aparecería riéndose de mi o que mi patética dramatización aparecería en los celulares de todos con el título de “chica gritando como loca en el parque” o algo por el estilo.
La tontería que hice se salía de mi mente gracias a las locuras de Lu y el hecho de que mis compañeras se empezaban a acostumbrar a mi presencia, hasta los buenos días empezaron a darme
Un día en el receso le pregunte algo a Lu
-Dime ¿alguna vez te has arrepentido de haber hecho un trato con alguien?
-Te refieres a que compraste algo o que le debes un favor a alguien
-Podría decirse que algo así
-No, pero parece que lo que hayas hecho te ha afectado un poco. Te he visto un poco mas desanimada de lo usual. ¿Quieres contarme?- dijo con una sonrisa
-No te preocupes, son solo tonterías mías.
Papa pasaba a recogerme de la escuela pero a últimas fechas por su trabajo, tenía que irme sola, dado que el pueblo era muy tranquilo y un incidente peligroso no había tenido lugar en por lo menos diez años, le dio la confianza a mamá de no abandonar sus labores del hogar para ir por mí. Aunque pronto esas caminatas solas terminarían por la compañía de otras personas; las pocas que tuve me sirvieron para reflexionar ciertas cosas y a veces para recordar unos momentos no tan agradables cuando era chica, y esa tarde fue una de esas.
La relación con mi hermana nunca ha sido tan buena y al parecer la situación no había cambiado incluso desde antes de que yo tuviera uso de razón. Recuerdo que un día cuando tenía seis años entre a escondidas a su cuarto, con la intención de tomar prestada la muñeca que tenia sobre su cama. Era una muñeca de pelo rubio, con un vestidito rosa, había sido un regalo de papa y al parecer uno muy preciado por Karen ya que no dejaba que nadie la tocara. La muñeca siempre adentro de su caja no salía al exterior, solo el día del cumpleaños de la dueña, podía sentir lo que estaba más allá de la delgada pared de papel plástico.
Ese día recuerdo que apenas la tome entre mis manos, fui empujada y caí al suelo, golpeándome la nariz con el borde de la cama, de milagro no me la fracture, pero la sangre comenzó a salir a grandes chorros; el llanto que debía acompañar al dolor quedo bloqueado por la mirada de Karen, tenía una rabia que no podía controlar, tanto que su cara parecía deformarse.
-¡No toques esto con tus sucias manos hija de pu…!- dijo llevando la muñeca a su pecho y abrazándola con fuerza como si la estuviera defendiéndola de un grupo de brabucones que quisiera arrebatársela.
-No la vuelvas a tocar- se acerco hasta donde estaba y me soltó una patada en mi estomago
-Ojala no hubieras nacido- apenas me recuperaba de la primera patada cuando, sentí otra y otra que perdí la cuenta.
-¡Maldita!, maldita, te odio hija de pu…-
-¡Karen!- grito mamá deteniéndola
-Qué demonios le has hecho a tu hermana-
-Esa no es mi hermana, es una bastarda-
-¡Cállate!, quien te enseño hablar así-
-¡Eso es lo que todos dicen, que tu eres una pu… que…!- la frase no pudo ser completada, pues mama le ofreció tremenda bofetada. La habitación quedo en silencio, Karen solo contesto con muéranse las dos y salió de la habitación, no sin antes patear la puerta.
-Ya mi amor, ya paso- corrió mama a abrazarme. Es entonces cuando el llanto pudo salir, mis ojos llenos de lágrimas apenas me permitían ver el estado tan lamentable de mi cara en el espejo que tenia al lado. Una mezcla de mocos y sangre partía de mi nariz hasta la barbilla
La muñeca que había sido la bomba de esa escena desapareció después de un tiempo.
Llegando a casa vi a mi mama en la cocina apura preparando la comida
-Ya llegue-
-Ah sí está bien, sube a cambiarte ya casi esta lista la comida-
Por un momento me quede viéndola fijamente
-Sucede algo-
-No, nada-
-Entonces apúrate-
-Si-
Mi madre se llama Sofía, se caso con papá cuando apenas tenía diecisiete años; por lo que no era bien vista por su familia y la de mi padre, que era la que más la atacaba y pues como donde vivíamos estábamos rodeados por mis tíos, una o dos situaciones incomodas eran de ley en la semana. Mis abuelos maternos, solo los vi dos veces en lo que llevo de vida y cada una de esas ocasiones mi madre termino llorando.
Mi padre se llama Emiliano, a pesar de ser un poco frio, y seco al decir las cosas, sin mencionar que se enoja mucho, tenía un lado lindo (ahora que lo analizo siempre lo mostraba con mamá o con Karen). Siendo el más pequeño de cinco hermanos, varios de los aspectos de su niñez y adolescencia fueron controlados por sus padres, en parte por ser el ultimo y por otro lado el carácter tremendamente estricto de mis abuelos. Nunca se quejo y obedecía todo lo que le ordenaran al pie de la letra. Solo hasta que conoció a mi madre, se rebeló y se caso con ella aun con la amenaza de que no volvería a poner un pie en la casa de sus padres.
De toda la familia de mi padre solo dos lo apoyaron, una de ellas era su tía Kari la misma ancianita que estiro mis mejillas cuando llegamos aquí, era una persona muy paciente y con un buen consejo cuando más lo necesitabas. La otra persona era un tío que le apodaban Gigi, un viejecito que padecía de la pérdida de memoria, además de tener alucinaciones y tener una fobia increíblemente ridícula a las corbatas, por lo que mi padre cuando lo visitaba después del trabajo antes de entrar a su casa se quitaba su corbata y la escondía en la bolsa de su pantalón. Nunca pude ver al tío Gigi de cerca, cuando murió mis padres le lloraron bastante y unos meses después nos mudamos.
Termine de cambiarme y baje ayudar a poner la mesa, unos minutos después de que estuvo lista llego Karen y comenzamos a comer, la escena era tan silenciosa que comprada con un panteón este se veía más alegre y ruidoso.
Al parecer mi mama y mi hermana habían peleado ya que cuando lo hacían trataban de no cruzar miradas, el ambiente era tan pesado que me atrevía a pedir que me pasaran el franco con sal.
-Termine, gracias por la comida- dijo Karen con un tono molesto y se retiro a su habitación
Un suspiro salió de nosotras al mismo tiempo que pareció un hechizo que derritió el hielo ya que comenzamos a reír después de mirarnos por un rato. Un poco de leche para mí y un té para mama fue la excusa para platicar un par de horas, después de lo cual recogimos la mesa y subí a mi habitación a realizar mi tarea. Como toda chica de mi edad (y quien no la haya hecho está mintiendo), al pasar por el espejo, comencé a contemplar mi reflejo, he imitar algunas poses de modelos y a lanzar piropos de lo linda que era (si no me animo yo, quien más lo hará), estaba tan concentrada que no me di cuenta que alguien estaba en mi habitación.
-No importa que te pongas, todo te luce bien-
Bastante familiar tenía que ser esto para mí, ya que no hice gesto alguno de sorpresa, por la repentina aparición
-Todos ustedes tienen la mala costumbre de no tocar la puerta-
-Entonces cual sería el chiste de visitarlas secretamente de los demás
-Yo diría que el chiste es justificar su hobby de acosadores-
Me di la vuelta para observar a mi reclutador, vestía igual que el de Aly solo que en lugar de una máscara de lobo tenía la de un gato
-¿Por qué las mascaras?, es que tus jefe adora los animales o representa el carácter de cada uno, porque si es así, entonces la de un lindo gatito no te queda para nada
-Pues te aconsejo que no provoques a un gato porque puedes resultar arañada-
-Basta de amenazas, ¿que se lo que quieres?-
-Solo te traigo noticias sobre tu primera prueba, si la pasas serás reconocida como una participante mas-
Sentí un nudo en el estomago cuando termino de hablar, por fin el día en que alguien me tumbara todos los dientes, ya había sido marcado.
-Este año el número de participantes de la zona es muy alto así que tendrás que esforzarte si quieres quedar entre diez elegidas-
Me quede muda por un momento, pensando en lo peligroso que sería todo esto, que casi me arrepiento de haber aceptado.
-No te preocupes, esto será dentro de un mes, y alguien que conoces te ayuda a entrenar para ese día-
-¿Quién?-
-Lo sabrás mañana te estará esperando en la puerta de tu escuela a la hora de la salida –
-Y que pasa si no lo logro –
-Nada, solo lo que te dijo el lobito, bueno me retiro para que puedas seguir modelando a gusto-
-Una cosa más, supongo que el gato tiene nombre-
-Solo llámame Eska-
-¡Eska!, y eso tiene un significa en especial-
-Nada en particular-
Apenas termino la frase desapareció.
Toda la noche la pace en vela rodando en cama tratando de dormir pero la sensación en mi estomago no permitía hacerlo. El no poder dormir me afecto toda la mañana en la escuela, al grado que aprovechaba cualquier descuido de los profesores para dormir un rato sobre el pupitre, afortunadamente Lu me despertaba cada vez que un maestro se acercaba para que no me descubrieran y me regañaran.
El alivio entre comillas llego a la hora de la salida.
Iba cruzando el portón de la escuela con Lu cuando nos percatamos de que los estudiantes murmuraban y señalaban a una dirección
Sentada en una pequeña banca, con un cruce de piernas muy sugerente, estaba Aly. Los chicos, lanzaban miradas entre de lascivas y de sorpresa; mientras que las pocas mamas que había en la puerta y alguna que otra chica de desprecio y critica. A ella no parecía importarle ya que estaba encerrada en su mundo escuchando música desde su celular.
Inmediatamente imagine que era ella la persona que Eska me había mencionado, así que me acerque.
-¡Ho -hola!-
Al parecer no me había escuchada así que intente hablarle un poco mas fuerte pero antes de que saliera una palabra de mi boca se quito los audífonos y se para.
-Vamos a otro lado este lugar apesta- dijo mientras hacia una mueca de desagrado hacia un grupo de chicas a pocos metros de nosotras. Sorpresivamente recordé que una de ellas era con la que me había tropezado en mi primer día de clases. Aunque no la conocía parece que desde ese día no le caigo nada bien
Comencé a seguirla después de un rato se dio la vuelta y me señalo
-Dile a tu perrito que deje de seguirnos-
Al voltear vi a Lu, se me había olvidado que estaba conmigo cuando vi Aly
-¿Qué haces aquí?-
-Nada en particular solo te seguí por si a caso-
- ¿por si a caso qué?-
-El que me engañes con ella-
-Sabes ese chistecito ya no es gracioso-
-Oye tu enana vete a casa que esta bobita y yo tenemos asuntos que arreglar- intervino Aly un poco molesta
-¡Guau!, en verdad si hablas, con eso de que los rumores dicen que no diriges la palabra a nadie- dijo Lu con un tono burlón
-Tsch-
-Entonces cuenta es verdad todo eso de ti, de que andas con varios y por eso tienen todo lo que quieres, ¡huu!, no mejor dime si es cierto que te tiraste al chico del 2B de tu escuela, porque si es cierto, entonces por eso te odia Nicol-
Esto no podía ser bueno, sino detenía a Lu algo malo iba a pasar
-Ok, detente tantito- dije mientras la tomaba de los hombros
-No es nada importante pero necesito que te vayas, si lo haces te lo compensare otro día, ¡pleace!-
-¡Mmm!- se me quedo viendo y después de un vistazo hacia Aly cedió a mi petición
- Está bien pero me cuentas si te hace algo-
Aprovechando la posición en la que estábamos me rodeo el cuello con sus brazos y plasmo un beso en mi mejilla.
-Nos vemos mañana- dicho esto salió corriendo
-Bien al fin no tenemos molestias alrededor-
Con un chasquido de sus dedos el entorno que teníamos alrededor cambio de un paisaje muy alegre a una zona de combate. Huecos por todo el suelo, el cielo gris y con una niebla que parecía humo, aunque no podía ser este último ya que el olor era diferente
-Bien parece que el gatito tiene buenos contactos, te consiguió el mejor lugar para entrenar-
-El mejor lugar, esta porquería de paisaje-
-Imbécil, la mayoría de nosotras mataríamos por estar aquí-
- Y que tiene de especial este lugar-
- Se corre el rumor que en este lugar se llevo a cabo el último combate entre varones hace siete años-
Ahora que lo mencionaba era verdad tanto el lobo como el gato no habían hecho mención de chicos estuvieran participando. Mientras pensaba esto Aly se acercó y me inyecto algo
-¡Auch! qué demonios haces-
-Dándote tu poder provisional, lo necesitaras si quieres salir de una pieza en tu primer encuentro-
-Por lo menos me hubieras avisado, duele ¡maldición!-
-Cierra el hocico, desde mañana vendrás aquí después de la escuela, te advierto que no me gusta esperar, así que evita que tenga que arrastrarte hasta aquí entendido-
Bueno en pocas palabras ya no había vuelta atrás, y así empezó mi entrenamiento para mi gran debut
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