Pasa el tiempo, miro atrás… con los pies pegados al suelo sin avanzar. Desdoblada, no en mi misma sino en ellos, lo que veis no soy yo, un muerto que vaga sonriendo entre vosotros. Por dentro vivo en mi mundo, volviendo una y otra vez al pasado, soñando despertar sin esperanza, sé que no es posible pero lo deseo.
No hay nada como perder para anhelar, nada como ser olvidado para recordar, nada como odiar para amar odiando, con la misma intensidad, sentimientos encontrados que me llevan a ti.
En silencio espero que alguien me deje caer una migaja de ti, que alguien me acerque tu mundo para sentirte conmigo… una foto, una anécdota., lo que sea pero algo tuyo.
Mientras, vivo con otro sabiendo que el pasado no vuelve, menos aún cuando lo hemos sumergido en el fango, cuando en ti ya no queda ni rastro de cariño. No le amo y tú no vuelves.
Doy tumbos y me resisto, sonrío, sigo… doy tumbos… me desespero. No estoy en mi camino pero los pies pegados me impiden buscarlo. El dolor… el miedo a despertar vieja y sola. No es él sino tú, el saberlo me mata.
Esta noche de nuevo te he soñado, no recuerdo qué pero sí la calidez que sentía, por fin segura… en casa contigo. Las sábanas frescas con tu olor, los sonidos conocidos antaño acunando mi sueño, tu pie rozándome levemente como entonces. Acurrucada en ti sabiendo que sueño, aferrada al espejismo como el niño al que temprano levantan y pide un minuto más.
Porque sus caras te traen a mi cada día, porque una vida no para y empieza… pensé que sí. Debemos continuar con los recuerdos, aprender a soportarlos aceptando que jamás estaremos curados de ellos, vagando derrotados, desorientados tras la batalla, una guerra sin heridos, sólo muertos que han aprendido a parecer vivos.
Te quiero.
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