Yo todavía no aprendo a gritar
mis quejas no conmueven oreja alguna
mis alaridos son mudos como rocas
puedo hablar más fuerte con mis ojos
en mi cara la risa está en mi narices.
Me deben cada palabra que he callado
en mis venas corre silencio congelado
mi corazón late a la velocidad de mis mudeces
Callo para no matar
me encierro en las cárceles de lo no hablado
cierro mi boca para no morir de ruidos
Todavía no aprendo a gritar
la clausura de mi boca es eterna.
Texto agregado el 06-02-2014, y leído por 119
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
06-02-2014
Pero,a veces,callar demasiado te ahoga.UN ABRAZO. gafer
06-02-2014
Genial.... me gustó mucho.... abrazos La_Pachamama
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