No detuviste,
tu loca carrera.
Y es que no necesitas medir
las consecuencias de tus actos.
Tan solo avanzas.

Torbellino de palabras
que se hizo arrollador
para dar cuenta
de tu existencia
y entrelazarla
a la mía.
No me dejaste opción.

Buen intento el tuyo
de no dejarme pensar,
y transformarme
en un ser incapaz,
de nuevamente asirse
a sus prejuicios,
a sus realidades,
políticamente correctas.

Por solo un momento
logré cerrar mi mente
a todo lo establecido.
Sordera total a los pensamientos
que atan mis actos.
¿Resultado?
Aun incierto.