“Un traspiés, un olvido, y acaso fueras mosca, lechuga, cocodrilo...”*
Pienso, al leer esas líneas, en que no podría ser algo distinto a lo que soy ahora, pero una voz, nacida de vaya a saber qué parte de mi cerebro, me dice que sí, que he sido tanto a lo largo de los años...
Tiene razón.
Alguna vez fui cachorro y perro viejo, gorrión, hornero, paloma, mariposa, árbol de Judea en una plaza de pueblo, flor de la magnolia, violeta, pino, ciprés, castaña y roble.
He sido la libertad de un barrilete en el viento y la tristeza en el fondo de un aula, la rareza en los bares de esquina con piso de madera y maní rancio, el abrazo de mi abuela, la oreja de mi madre, la sonrisa que entendía la excentricidad de mi padre.
Silencio de los que sabían, palabra de los que quisieron escucharme, presencia, ausencia, pero nunca adiós, sino hasta luego.
También mano asida a la cadena de una hamaca, al pelo de madera de un caballo de calesita, fuego de San Juan, diente de leche debajo de una almohada, sorpresa en Navidad, cohete en año nuevo, chocolate que devoraban, golosas, las bocas de mis hermanos.
Campana de la iglesia, del colegio, de un cementerio con tumbas blancas entre pasto verde.
Además coral, mar, río turbio, árbol petrificado, fósil viviente, cristal de roca, calcopirita, pirita, estalactita y estalagmita.
Grasa parda y blanca, venas, arterias, músculo, esqueleto, cartílago, y sangre, siempre sangre.
Fui golpe en la nariz, ojo morado, martillazo en el dedo, cable, madera, pintura, pincel; aro, medalla, anillo, parto, dolor y risa.
Puerta abierta, distancia y cercanía, beso-cura-tristezas y tristeza misma que no se cura con nada.
Corazón y cabeza al mismo tiempo, batalla constante entre memoria y olvido, soledad, vacío e incoherencia.
He sido una sonámbula de la madrugada, un llamado, una respuesta, una vida equilibrista, un cigarrillo que se consumía sin pausa y un gran encuentro.
En este instante soy una red tejida de consecuencias que ha ganado el absurdo, con domingos desesperados y lunes difíciles, pero que sabe escuchar “ese grillo, esa brizna de noche, de vida enloquecida” que “ahora es cuando canta...” “…como si no pudiera cantar en otra parte…”*
*Retazos de un poema de Girondo que pondré a continuación.
Puedes juntar las manos
La gente dice:
Polvo,
Sideral,
Funerario,
y se queda tranquila,
contenta,
satisfecha.
Pero escucha ese grillo,
esa brizna de noche,
de vida enloquecida.
Ahora es cuando canta
Ahora
y no mañana
Precisamente ahora.
Aquí.
A nuestro lado...
como si no pudiera cantar en otra parte.
¿Comprendes?
Yo tampoco.
Yo no comprendo nada.
No tan sólo tus manos son un puro milagro.
Un traspiés,
un olvido,
y acaso fueras mosca,
lechuga,
cocodrilo.
Y después...
esa estrella.
No preguntes.
¡Misterio!
El silencio.
Tu pelo.
Y el fervor,
la aquiescencia
del universo entero,
para lograr tus poros,
esa ortiga,
esa piedra.
Puedes juntar las manos.
Amputarte las trenzas.
Yo daré mientras tanto tres vueltas de carnero.
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