Febrero 2014. Para que puedas recibir el abrazo.
Hola, perdón por la tardanza, tanto más cuando no me despedí al irme.
¿Sabes?, acudo a este lugar cada vez que me siento triste, deprimida… y sola.
¿Alguna vez te has planteado el significado de la soledad?
Mi opinión es que supone el impulso de unas manos que nos invitan a pelear.
De esa lucha podemos salir triunfantes, aunque ¿y si perdemos?
Sí, nos hundimos y nos caemos hasta que nos hagamos fuertes.
Me dejo llevar por la espuma hasta escuchar los sonidos de mi silencio.
Dicen que soñar es gratis y yo, si destaco en algo, es en vivir en un constante aturdimiento que intento describir con mayor o menor fortuna.
Con el agua empapándome el rostro, las sirenas esperan que les cante, sólo que me he quedado afónica al verlas y ahora no puedo.
Al final nos sentamos en las rocas tomando un café y esperando que la luna nos contara un cuento.
Como puedes imaginar, he traído conmigo el reproductor para escuchar a Vicentico, cuya voz me transporta, enamora y hace soñar.
La primera impresión cuando llegué es que todo había cambiado, menos yo.
Quienes ya tenemos algo de mundo volvemos a un sitio por segunda vez buscando su esencia, así que no me importó que el paisaje no fuera el mismo mientras quedara su aroma.
Los aromas del recuerdo, que nos hacen prisioneras de un tiempo siempre presente, en el que no existe el ayer ni el mañana y por los que nunca pasan las horas.
Sigo siendo la misma de siempre, enamorada de un mundo que se nos escapa de las manos, aunque que nos permite avanzar en constante evolución caminando a nuestro antojo.
De todas formas, recordar que sigo en pie es lo que me ha empujado a volver sobre mis pasos.
¿Quién no se ha quedado parada en medio de la nada sin saber qué hacer?
Yo a menudo, así que espero que no me vuelva a pasar… por ahora.
Desde Tijuana BC, lugar donde espero que, cuando recibas la carta, subas al tejado para que puedas recibir el abrazo que te mando desde la distancia.
Andrea Guadalupe. |