Su mundo era el cine, Rosendo prácticamente vivía en un cine de provincia. Desde que se levantaba se hacía cargo de la limpieza del local. Al terminar llevaba los carteles del cine a dos esquinas estratégicas de la ciudad y luego la propaganda a la radio del lugar. Almorzaba muy rápido pues tenía que ir a recibir las entradas durante las funciones. Y entre función y función limpiaba los baños. Eran tres funciones todas los días: Matineé, Vermouth y Noche. Luego cerraba el cine a eso de las 12 de la noche y se iba a dormir en una pequeña habitación en el mismo cine. Así lo había hecho desde que tenía 20 años. Ahora 30 años después, seguía con la misma rutina. No tenía educación ni conocía otro oficio. Le encantaba este trabajo, no importa que la paga fuera exigua, le pagaban la comida y tenía un lugar donde dormir así que eso le bastaba. No estaba casado pero convivía con una mujer llamada Rosa, ella vendía comida y la conoció cuando empezó a frecuentar su pequeño restaurante. Tenía fama de ser una mujer muy ligera, pero eso a Rosendo no le importaba, pues pensaba que con el nacimiento de su única hija Susana, a la que ambos querían mucho se había moderado. Además no lo molestaba con los gastos, el daba una parte de su pequeño salario y punto. Con todo esto le bastaba para vivir tranquilo.
Una noche, alguien se quejo de que había una rata correteando por la platea baja, como siempre le encargaron el desagradable trabajo de matarla. Ya estaba acostumbrado, había aniquilado decenas de ratas a lo largo de los años. Así que trató de ubicarla, hasta que en medio de la función, la pudo ubicar. Se trataba de una rata más grande de lo normal, y cuando se trató de aproximarse a ella, salió corriendo de la sala y se subió por las escalerillas que daban al escenario del cine y en un santiamén desapareció detrás de la pantalla del cine. No le quedó más remedio que entrar por la puerta que daba hacía los camerinos y luego subir por una estrecha escalera que daba justo detrás de la enorme pantalla. Iba premunido de una vieja escoba, que para tales efectos siempre le había servido para estos menesteres. Ya estando detrás del écran, se puso a mirar la película. Cuál no sería su sorpresa que detrás de la pantalla no veía la película que se había anunciado. Era otra película, lo que allí veía era la historia de su vida. Podía verse él mismo en la pantalla. Se quedo extasiado y se olvido completamente de la rata y empezó a ver aquella película. Durante el lapso de casi dos horas desfilaron frente a sus ojos, muchas cosas. Por ejemplo vio como su mujer la Rosa le era infiel con el carnicero. Cada vez que iba a comprar la carne para la semana, se daban maña para hacer el amor en un cuarto que tenía Fidencio, el carnicero en la parte posterior de su negocio. También pudo ver, que su hija Susana de apenas 15 años había sido seducida un día que vino a buscarlo por el maldito del administrador, y que luego la tenía amenazada por un lado y halagada con algún dinero que le daba. Pero lo que más le llamó la atención era que pudo apreciar con toda claridad como el administrador guardaba todo el dinero de las funciones del fin de semana, que en este caso correspondía a la Semana Santa, cuando en lugar de las tres funciones habituales se daban seis funciones durante tres días y el monto recaudado era una montaña de billetes. Y lo mejor de todo, es que pudo ver con absoluta claridad la combinación de la caja fuerte que usaba el administrador. Era la fecha del cumpleaños de su hijo menor y la fecha de cumpleaños de su amante de turno. Decidió que esa noche, la noche del domingo, un día antes que iban a depositar el dinero en el banco, él iba a dar el golpe. Era un monto aproximado de unos 15 mil dólares. Como haría la limpieza acostumbrada de la oficina al final, cuando todos se habían retirado del cine, tendría la oportunidad de apoderarse de esa cantidad y tomar en la madrugada el bus que iba hacía la selva central. Una vez llegado allí se haría humo. Nadie lo iba a encontrar. Se vengaría del abusivo del administrador, de la puta de su mujer. Y más adelante ayudaría a su hija.
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