CUENTO: PABLO PIERDE SUS ZAPATILLAS
Pablo nunca encontraba sus zapatillas.
Cuando jugaba ò cuando andaba por su casa
Pablo se las quitaba y luego no las encontraba.
Mamá;- ¿ Pablo donde están tus zapatillas?
Pablo;- ¡¡No lo sé mamá!!
Mamá;- ¡¡Pablo no andes descalzo y busca tus zapatillas!!.
Este era el día, a día, de Pablo su mamá se enfadaba
y castigaba a Pablo por andar por casa sin sus zapatillas.
Un buen día Pablo buscando sus zapatillas vio unas
zapatillas muy bonitas, brillaban en la oscuridad,
solo con verlas sentía deseos calzarselas.
Era una impulso que no podía controlar.
Pablo se las puso y fue corriendo a ver a su mamá.
¡¡Mamà mira!! llevo las zapatillas puestas, estas son muy bonitas.
Su mamá se quedó mirando a los pies de Pablo pero no veía
nada.
Mamá;-¡¡ Pablo dejar de hacer el tonto y ponte las zapatillas!!.
Pablo;- ¡¡Pero si las llevo puestas mamá!!.
La madre de Pablo se quedó mirando a Pablo su hijo, podía ser
muchas cosas pero no era un mentiroso, ni un cuentista.
Mamá:- ¿ ¡Haber Pablo me estas diciendo que llevas unas zapatillas....
y porqué no las veo yo!?
Pablo:- No lo se mamá... Pablo describió a su madre aquellas
zapatillas con todo lujo de detalles.
Su madre no entendía que pasaba con su hijo.
Y le rogó a Pablo que se pusiera las zapatillas, que ella veía en casa.
Y las otras, solo cuando estuviera en su habitación.
Pero Pablo no se quitaba aquellas zapatillas,
no quería volverse invisible.
Era lo que sabia que pasaría cuando miraba aquellas
zapatillas tan bonitas, si se descalzaba se volvería
invisible y su madre nunca más lo volvería a ver.
Por lo que su madre siempre veía descalzo a Pablo.
Y Pablo siempre se veía calzado.
Pablo siempre estaba castigado ¡¡algo no iba bien!!, Pablo aunque
era castigado no se enfadaba ni protestaba, se iba a su habitación.
Y jugaba y hablaba con aquellas zapatillas imaginarias,
que solo veía él. Su madre decidió consultarlo con su padre.
Su padre pensó, que solo era la rebeldía de un niño si mas.
Lo mejor era seguirle la corriente.
Así la madre de Pablo durante un tiempo hizo como
que veía las zapatillas, y Pablo se sintió contento y comprendido.
Y una buena mañana Pablo se puso sus zapatillas como siempre y
cuando bajó a desayunar estas habían desaparecido de su vista.
¿ ¡Mamá ves mis zapatillas!?
La madre de Pablo sintió que en aquella pregunta se jugaba
algo más que una simple respuesta.
¡¡No, no las veo Pablo!! ¿ Porqué?
Y Pablo se sintió aliviado no..
¡¡ Es que han desaparecido!!.
Su madre se apresuró a decir..
¡¡Pablo no andes descalzo!!.
Y Pablo subió a su habitación y se puso sus zapatillas de siempre.
Y nunca más se las quitó, su madre al poco tiempo pregunto a Pablo.
¿ Pablo no echas de menos tus otras zapatillas?
Y Pablo contesto;- ¡¡No mamá!! las otras solo las veía yo.
Y a demás las otras zapatillas me imponian su voluntad.
Solo quería jugar con ellas, sin importar que me castigaras.
pero cuando decidistes hacer ver que las veías, me di cuenta
que eran unas zapatillas muy egoístas.
Se hicieron invisibles cuando no las hacia caso.
Andarán buscando a otro niño que pierda sus zapatillas
Después de aquella charla su madre decidió que aquella aventura
había terminado para ella, Pablo no volvió a andar descalzo.
Con el tiempo acabo olvidandose de aquella experiencia, no
se acordaba de nada.
¡¡Cosas de niños exclamó su padre!!.
Pero su madre no estaba tan segura de que aquello, no
hubiera pasado, después de todo cuando somos niños.
Podemos ver cosas que con el tiempo olvidamos, es la magia
de la inocencia, esa que todos alguna vez tenemos
y con el tiempo vamos perdiendo.
|