Dulce Sueño
Es de noche y el miedo me inunda
pensando que esta oscuridad
no solo el cielo cubre,
pues mi alma no encuentra claridad.
Tengo miedo
y tú no estás para calmarlo,
no están tus brazos
ni tu voz que me da consuelo.
Tengo miedo
y la noche no ayuda,
y tu ausencia que lastima
y este frió que me inunda.
Tengo miedo
y mis ojos lloran,
y mi cuerpo tiembla
y mis rezos no se escuchan.
Tengo miedo
y tú, como cada día estas lejos,
y siento que me olvidas
y que se apaga el fuego de tus ojos.
Tengo miedo
y mi presencia, no sé si te hace falta,
o si ya cubres con otras caricias
la superficie de tu espalda.
Tengo miedo
de perderme entre este invierno,
y que el cielo al que me elevabas
se convierta ahora, en mi infierno.
Tengo miedo
de buscarte entre la gente,
de no encontrarte,
de no mirarte,
de no encontrarme más en tu mente.
Y de pensarte el cansancio me vence
y me quedo dormida,
y el miedo se desvanece.
Es entonces que tengo un dulce sueño,
y te veo; acurrucado en mi cama,
con tu sonrisa de niño,
y tu mirada de calma.
Y te tengo cerca
tan cerca como nunca,
y siento que tu cuerpo está a mi lado
y que acaricio tu pelo enamorado.
Y tus brazos de ternura que me abrazan
y todos mis miedos en ellos ya descansan,
y se esfuman y se marchan.
Un solo deseo tengo,
que no regresen más
al despuntar el alba.
Bárbara Lavín © |