Fue a la misma vez, el golpe de la ventana empujada por el viento y la caída del pájaro en el piso del balcón.Las ráfagas que teníamos en esa primera planta,esquina,eran siempre muy intensas y la ancha avenida en la que vivíamos era escenario de andanadas de bolsas vacías y otros deshechos de los supermercados y comercios de la zona.Estaba mas oscuro de los normal y aún la tormenta estaba lejos.Comenzamos los preparativos de siempre los que constaban de cerrar persianas y todo lugar que pudiera filtrarse el viento,escepto un agujero del tamaño de un puño que en la esquina del techo de la habitación principal servía de mirador para contemplar el cielo.Era un dolor de cabeza cuando llovía.La casa parecía en realidad la réplica de un castillo medieval pero pequeña, muy pequeña.El estado de la edificación era terrible y el olor a humedad era permanente a pesar de los esfuerzos de mi madre por mantenerla mínimamente perfumada.Eran tiempos bravos y los cipayos comían todos nuestros esfuerzos por mantenernos a flote en un país que iba irremediablemente rumbo al vacío provocado por la frivolidad de políticos y el neoliberalismo de los “progresistas” que se movían como marionetas por aquellos años 90.Pero por esas épocas era tanto el desencanto que simplemente amanecer al otro día con algo para comer y unidos en los afectos era un logro que se valoraba mucho más cuando una espada se balanceaba constantemente sobre nosotros poniendo en riesgo nuestro techo.Todos los días amanecíamos con la incógnita de cuanto duraría en llegar la orden de desalojo de aquella casa en la que subsistíamos desde aquel día en que rompimos el candado y la ocupamos, hacía tres años.El pájaro era bebe.Transparente,del tamaño de una pila chica y transparente.Se movía conpulsivamente.Nos dio pena y decidimos hacer todo lo posible para mantener con vida al infortunado que había caído de su nido ubicado en una de las rama del árbol.El primer día con un gotero le hacíamos beber algo de agua.Pasaron varias horas y decidimos tratarlo con caldo frío suministrado de la misma forma.A esas alturas la cosa se había puesto un poco complicada.Mi padre sin trabajo y enfermo desde hacía algún tiempo luchaba por mantenerse equilibrado y de buen humor pero ese día arrancó la mañana a las puteadas con el pájaro, nosotros y mi madre que trabajaba casi diez horas por día.Cuando llegaba,agotada,la atmósfera no era la mejor.Que pena el pájaro estaba igual.Con el paso de las horas la encrucijada era tal que ya no hablábamos de su tratamiento, discutíamos si era correcto o no dejarlo sufrir pues en el fondo sabíamos que nuestros esfuerzos serían inútiles. Este incidente había activado ciertos temas en la familia y lo que comenzaba como un intercambio de opiniones sobre el futuro del ave terminaba en reproches y diálogos irresolutos. Lo que el Menemismo y el FMI no habían podido hacer lo estaba logrando un pájaro .Mi hermano, inclusive ,le introdujo una bolita de pan en su pico sin resistencia la cual vimos dirigirse a su estómago a causa de lo traslúcido de su cuerpo.El cuarto día nos tomó realmente preocupados por el entripado moral y el hermoso sol que ingresaba por las ventanas no alumbraba nuestras ideas ni secaba la humedad persistente.Hicimos partícipes de la discusión a la familia mientras el pajarito agonizaba en el balcón.El único que nos mando a cagar fue nuestro padre.Tocaron timbre.Yo estaba en el baño y mi hermano mirando tele.Mi padre abrió la puerta.Era nuestro amigo "Horapio" que entró atropelladamente como siempre:
-Hey!,gurises...están en el balcón? -- y agregó Horapio -- la puta madre!.¿Que pisé?.
Salí del baño y miré a mi hermano quien me respondió con la misma expresión.Por fin algún alivio a tantos sufrimientos innecesarios.