Nueve días conmigo misma; nueve días que anhelo, hoy pienso en preparar las maletas e irme a vivir a un departamento abandonado.
Hoy quiero esos días sola, para apagar la alarma del reloj, para despertarme cuando deje de tener sueño, para comer cuando tenga hambre, para caminar y perderme por horas.
Quisiera días aprendiendo a afinar una guitarra y días para aprender a tocarla, quisiera ver todo aquello que hay que ver, todo aquello que hay que oír, quiero beberme la vida toda como si no hubiera un mañana, como sino hubieran más días, como sino fuera a volver ya nunca.
Recuerdo días sin tiempo, en que las tardes eran eternas. ¡Cómo las anhelo! Esos días que duraban 72 horas, en que todo el tiempo estaba de tu parte para que todo fuera posible.
Entonces sólo era una niña atormentada, que no hallaba salidas, pero no una niña cualquiera y los anhelos de esa niña ahora son los míos. No somos tan distintas a pesar de todo, tus sueños y los míos se encuentran. He aprendido a asombrarme de tu saber enigmático y tanto me duelen ahora algunas de tus renuncias... y otras las admiro.
Llévame de la mano niña salvaje, quiero hacer tus deseos realidad, quiero celebrar la vida bailando con gozo entre las tumbas de los muertos en vida. No me sueltes, no te fundas en el olvido, no decaigas, no te dejes desalentar. Estás llena de vida aún en mitad de la muerte, todo en ti brilla...
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