¡OH LUNA!

¡Oh luna! ¡Luna bendita!
Que hace temblar cuando brilla,
el mundo se maravilla
al contemplar
tu rubicunda melena
animada por la brisa,
cuando te mueve alegre
¡Juguetona!
Por valles, sierras y montañas
regando sonrisas,
alegrando la noche,
cubriendo de risas
su piel enlutada,
expresión amarillenta
como oro derretido
sobre el planeta.

¡Feliz! Chirrían las lechuzas,
armonizando
su tímido craqueo
con el chirrido de los grillos,
el croar de los sapos y,
con el silbido del viento
que cruza ¡Zumbando!
por los montes,
avivando el silencio
que envuelve su destino,
muerde la piel de los arbustos,
de las coníferas
con su formación sorprendente
atemoriza al más valiente
de los hombres.

JOSE NICANOR DE LA ROSA