Cansada y molesta, con una mano en el pecho mientras me ahogaba en sollozos, le reclamé :


"TONTO, ¿Y PARA QUÉ MORIR DE AMOR, SI SIEMPRE ACABA EN AGONIA... A CASO SE TE OLVIDA? "

Ofendido, y casi sin poder creerme lo que le decía, acelerado y loco me contestó:

—¿MORIR DE AMOR, ME DICES?
¡Morir de amor! - me respondió- “Ése es mi pan de cada día! ... Pero nunca he de olvidar lo que sufría, tras deshojar mil noches de agonía.“

—¿ENTONCES...? - replique dolida -
¡Porqué persistes terco todavía!

(y sin siquiera sospechar lo que él diría),
Escuché que se ponía serio y tajante mientras decía:

—¡Pero qué pasó contigo querida mía!
Cómo puedes repudiar ingrata, los sentimientos que aquí yacían. Porque sí, es la verdad; que me dolían...
Y me hacían creer que me moría...

(—¿PERO?...)

Pero es que mientras más yo lo creía, era en realidad que más vivo me sentía.


Interrumpí al instante el llanto que me ahogaba y guardé silencio...
Y al menos por esa noche; di gracias por el dolor que aún me comía. Pues comprendí que mientras me dolía, en lo profundo de mi pecho acongojado: Estrepitoso o agitado ... (pero) Él latía.


By. skM.