Mi nombre es Sócrates Méndez Bracamontes y les voy a contar lo que sucedió la semana pasada.
Eran las 10 A. M. y un día tranquilo como cualquier otro, los pájaros volaban, el sol iluminaba, las mariposas revoloteaban, y una vaca ladraba. O por lo menos eso parecía al pelearse con una becerra como si fueran perros y gatos. Se trataban de la señora Cleotilde Vaca y la anciana Eduvijes Becerra que era por mucho mas joven que la anterior.
Sra. Cleotilde - ¿Así que crees ser mejor que yo solo porque tienes dinero verdad? Pero sabes la envidia se paga y muy caro, tanto que no podrás pagarla ni con todo tu dinero.
Sra. Eduvijes - ¿Pero de que habla abuela? ¿Si la que tiene envidia es usted? ¿Acaso cree que envidio su pobreza?
Sra. Cleotilde - Tal vez no mi pobreza pero si mi belleza.
Sra. Eduvijes - No tiene caso seguir discutiendo con usted, dice puras incoherencias. Con su permiso.
En eso la viejecilla menos vieja se retiró a su mansión. A lo que la otra solo se le quedo viendo con una mirada acechadora.
Sra. Cleo. - ¡Ya verás que todo se paga en esta vida ingrata!
Yo- ¿Que pasa doña Cleo? ¿Acaso la señora le hizo algo?
Sra. Cleo. - claro, es rica y no me quiere dar nada de dinero, si fuera una persona más humana me daría un poco.
Yo- Doña Cleo, el dinero es de ella y tiene derecho a hacer lo que quiera con él, no es obligación suya darle algo del dinero que con su propio trabajo se ha ganado.
Sra. Cleo. - ¿Su propio trabajo? Fue herencia, además debería de ser más humana.
Yo- Como usted diga, mire aquí tiene, no es mucho dinero pero talvez le sirva para algo.
Sra. Cleo. - ¿20 pesetas? ¡Quédese con su miserable dinero! Estúpido ¿Acaso me vio cara de limosnera?
Mire doña celo no se enoje, y no ofenda a la gente, donde le diga estúpido a la persona equivocada le podría ir mal sabe, por suerte yo soy muy bondadoso y sé como puede conseguir dinero si es que le hace falta.
Después de discutir un rato con la Señora Cleo hice una llamada, pasé a retirarme y me dirigí a casa de Manolo mi viejo amigo de preparatoria, una persona de gran confianza, y tal vez el amigo que mas me conoce.
Manolo - ¡Aristóteles! ¿Que haces por aquí?
Yo- Soy Sócrates
Manolo - O sí es lo mismo, ¿Que te trae por aquí?
Yo - Bueno Manolo, quería comentarte, tengo un trabajo para ti, sé que si en alguien puedo confiar es en ti.
Manolo- Claro viejo amigo, tu lo sabes, eres como un hermano para mi y yo te ayudaré en lo que me pidas. Por cierto ¿Tendrás algo de dinero que me prestes hermano? Es que estoy en la quiebra, mi negocio no ha marchado nada bien.
Yo- Entiendo Manolo, tú págame cuando quieras ya sabes.
Manolo - Gracias hermano, ya sabes que yo te pagaré todo lo que te debo en cuanto junte dinero.
Yo - Lo sé Manolo, tu pagarás.
¡Toc toc!
Manolo. Espera un momento Demóstenes, tocan la puerta.
En eso Manolo abrió la puerta de su casa, para su sorpresa se encontró con un tipo enmascarado de casi dos metros de estatura y con grandes músculos quien sacó su navaja y de forma enérgica dijo:
¡Arriba las manos hijo de **** esto es un asalto!
Manolo - Has algo Platón tu sabes carate
Después del tonto comentario de Manolo, El enmascarado tiró un golpe sobre el voluminoso abdomen de Manolo dejándolo sofocado en el suelo.
Enmascarado - ¡Oyes tú! el del nombre raro, saca la feria o tu amigo muere.
Yo - ¡No tengo nada enserio! Pero pro favor no lastime más a mi amigo, es como un hermano para mí.
Enmascarado - ¿no tienes plata? Entonces tu amigo pagará.
El enmascarado puso el filo de su navaja sobre la yugular de manolo con una mano y con la otra sostenía su cabeza.
Enmascarado - Sabes, no lo diré una vez más, tu decides.
Manolo con mucha dificulta solo logró a pronunciar unas cuantas palabras en voz tan baja que no se podían entender debido a la falta de aire.
Posterior a eso el enmascarado empezó a golpearlo
Yo - ¡Déjelo! No tengo nada ahorita y mi "Brother" tampoco tiene nada, déjenos por favor.
Enmascarado - No les creo, le cortaré el cuello y luego sigues tú.
Manolo - ¡Espere! Tengo algo de dinero en mi recamara, debajo de la almohada, no me lastime por favor.
Después de eso el enmascarado se robó el dinero que estaba debajo de la almohada y sacó algo de los cajones, eran 30 mil pesos en total.
Posteriormente tomé mi celular para llamar a la policía.
Yo- ¡Manolo! ¿Te encuentras bien?
Manolo- No hermano, me duele todo mi bello cuerpo.
Yo - Tranquilo viejo, lo bueno que ya pasó, si no hubieras tenido algo de reserva quien sabe que nos hubiera pasado. Te pagaré la mitad hermano yo te ayudaré.
Manolo - Gracias, tú siempre apoyándome Demócrates.
En eso llegaron los vecinos que tal parecía mas que ayudarnos querían estar en el chisme ocultándose con una falsa cara de preocupación. Sin embargo fueron los únicos que llegaron pues la policía no apareció hasta que un vecino les hizo una llamada. Yo llamé dos veces después de eso para asegurarme de que llegaran.
Al llegar la policía, sólo nos interrogó y nos dijo que daría con el criminal.
Después de ese atentado me dirigí al trabajo, del cual ya me había fugado un buen rato. Pero bueno, soy mi propio jefe ¿Quien puede decirme algo? Sin embargo no quería dejar el despacho solo por mucho tiempo.
A la mañana siguiente nuevamente fui a trabajar, desayuné en un restaurante en frente del trabajo y salí a dar una vuelta, en eso nuevamente pasé por la mansión de la Sra Eduvijes a lo que volví a ver la misma escena de ayer.
Sra. Cleotilde - Pues fíjate que ya no te voy a pedir que seas humano, ¡ya no quiero tu sucio dinero! Ahora que tengo trabajo me volveré mas rica que tú.
Sra. Eduvijes - Aveces me pregunto porqué te presto atención, siempre dices puras incoherencias. ¿Cómo vas a trabajar a tu edad? Además con un simple trabajo jamás lograrías tener lo que yo.
Sra. Cleotilde - Hay vas de nuevo, presumiéndome tu dinero, no tienes remedio, pero ya verás todo se regresa en esta vida, luego te presumiré mi silla de ruedas motorizada.
Después de eso la Sra. Becerra se dirigió nuevamente a su mansión cansada de escuchar las incoherencias de esa vieja demente. A lo que llegó un auto negro del cual se bajó un tipo enmascarado de dos metros. No cabía duda, era el mismo tipo de la vez pasada. El tipo sacó su navaja, a lo que los guardias de la puerta se aproximaron hacia él. Quien después se volvió nuevamente al carro, y arrancó.
En eso corrí directamente hacia el carro y me puse enfrente. Los guardias y las dos viejecillas solo voltearon asombrados al ver la tontería que acababa de hacer.
El carro dio un giro tratando de esquivarme pero logró empujarme, dejándome tirado en el suelo y escapándose fácilmente, el carro era un Nissan mas estaba polarizado y no tenía placas.
En ese momento los allí presentes corrieron hacia mí.
¿Se encuentra bien? - preguntó la Sra Eduvijes
Yo - Pues estoy algo adolorido, pero estaré bien no se preocupe.
Sra. Eduvijes - Llámenle a una ambulancia para que lo revisen.
-Estoy bien, no se apure !aaauch! ¡Mi rodilla!
- Se lo dije.
- No se apure, con algo de hielo se me quita el dolor. Cuanto me hubiera gustado haber atrapado a ese tipo. Lamento que no se halla detenido señorita.
-¿Acaso está usted loco? ¿pero como se le ocurre ponerse enfrente? tiene suerte de que solo lo halla empujado, pudo haberlo matado, uno no sabe con ese tipo de gente, pudo haber acelerado solo por la necesidad de querer escapar.
-No creo que el tipo halla querido aumentar algo más en su sentencia. ¡Auch! ¿Por cierto, no tendrá un poco de hielo?
-Claro que sí, ¡Nicolas! ve a la tienda y compra algo de hielo para este pobre hombre - le ordenó la anciana a uno de sus guardias.
-Ahora que lo pienso, no se moleste señora, en la mañana quise comprar hielos ya que invité a unos amigos a tomar en mi casa y no había.
- mm... No nos compliquemos el asunto, pase a mi mansión, inclusive tal vez tenga un analgésico.
- Gracias Señora usted es muy amable.
Una vez hecha la invitación por aquella amable señora pasé a su lujosa mansión, el exterior reflejaba pobreza en comparación con el interior del lugar, desde la entrada se encontraba una alfombra tan fina que solo podía ser comparada con la alfombra del mismísimo Maharaja, las paredes eran doradas, podría asegurar que era oro genuino, inclusive el gato llevaba un carísimo collar de perlas.
Yo - Bonita casa
Sra. Eduvijes - ¿Bonita casa? Es la mansión mas preciosa que jamás podrás ver en tu vida mijito, no es por presumir, pero simplemente la alfombra de la casa vale más de lo que jamás podrías ganar en toda la vida, está decorada con diamantes.
La adorable viejcilla era muy amable, pero tenía un defecto, le gustaba presumir lo que tenía. En lo que traía el hielo solo habló de sus incontables riquezas.
-Sabe, debería de tener mucho cuidado, Un amigo mío escondía su dinero debajo de la cama, o de su almohada no recuerdo bien y ayer un ladrón llegó a su casa y lo asaltó.
-No te preocupes mijito tengo muy buena seguridad, no es como cualquier casa.
-No lo sé, ¿Que pasaría si un ladrón entrara y la amenazara con un cuchillo en la garganta? Tendría que darle el dinero por mas seguridad que tenga.
-Claro que no mijito, quien estaría tan loco como para hacer eso? Mis guardias terminarían agarrándolo, claro eso si lograra entrar, pero teniendo 4 guardias en la puertas de día y 6 de noche no es tan fácil.
Nicolás- Aquí tiene el hielo, y dos tabletas de paracetamol ¿Eso sirve para el dolor?
Yo- No lo sé, vamos a averiguarlo.
La señora Becerra y yo no la pasamos hablando un rato dentro de su mansión, ella solamente hablaba sobre su dinero.
Yo- Oiga, disculpe que le cambie de tema ¿Que raza es su gato?
Señora - es un Pixie Bob ¿porqué?
Yo - Soy fanático de los gatos, pero nunca había visto uno igual ¿Dónde lo compró? Me gustaría tener uno igual.
Sra. Becerra - Jajajajjaja Se vale soñar pequeño, no creo que puedas conseguir lo suficiente como para comprar uno, pero si quieres luego te regalo uno mestizo, una sobrina mía vende uno.
-Gracias, es usted muy amable y disculpe que la moleste pero ¿tendrá alguna pastilla para el mareo?
-¡Nicolás! Vea traerle una pastilla a este niño.
Estuvimos horas platicando la viejecilla y yo, tal parecía que solo ocupaba una persona a quien hablarle, aveces las personas solo ocupan alguien que las escuche, pueden ser ricas en dinero pero pobres en compañía, aún teniendo miles de personas a un lado trabajando para ellos.
- Mijito, sabes, me has caído bien, hasta ahora nadie me había escuchado por tanto tiempo, eres una gran persona, alguien muy paciente, y no solo eso. Sabes en esta ciudad han estado ocurriendo varios crímenes, y la policía no hace nada al respeto, justo ahora me estaba preguntando ¿Y donde quedaron los héroes? y en ese momento apareciste, la ciudad ocupa personas como tú. Tal vez no lograste detener al ladrón, pero tuviste las intenciones y eso demuestra que tienes el espíritu de un héroe, sigue así chico y algún día serás uno. Bueno joven, discúlpeme un momento, tengo que ir al baño, ¿por cierto cómo sigue tu rodilla?
-Ya mejor señora gracias, aunque el mareo no se me quita.
-¡Nicolás!
-¡Voy!
-Permíteme un momento mijito voy a regar las margaritas.
-Adelante señora. Y bueno, que pena pero no sé si la pueda molestar también con algo mas de paracetamol, si no fuera mucha molestia claro, lo que sucede es que me duele la cabeza no sé porqué.
Claro hijo, ¿Matute ve con Nico y dile que también traiga Paracetamol
- A la orden señora.
Mientras tanto por fuera de la mansión, había una discusión entre los guardias.
José - Enserio ese auto se me hace sospechozo
Octavio - No creo, este si tiene placas, no es como el otro.
José - Pero en serio Octavio, ya lleva mucho estacionado allí, además está semipolarizado, yo diría que lo mejor sería ver quien está en el auto.
-Ok vallamos a ver.
-Iré solo yo Octavio, No podemos dejar la puerta sola ahorita que Manolo y Matute entraron con la señora, me pegunto porque tardarán tanto.
Yo - Guardias, disculpen, ¿Pueden abrir las puertas?
Octavio - Claro, ¿Ya se siente mejor?
Yo - Sí, ese hielo me sentó muy bien, gracias por preocuparse, bueno, me despido.
Octavio - Que le valla bien joven.
José - Mira, el muchacho se dirige hacia el vehículo rojo que lleva rato estacionado.
Octavio - Vez, le hizo una llamada para que lo esperara en la mansión, no pasa nada.
Señora Becerra - ¡Deténgalo! ¡Se ha robado el collar de perlas de mi gato y la alfombra de la entrada!.
En eso los guardias se dirigieron hacia donde yo estaba pero no pudieron hacer nada, pues subí al carro lo más rápido posible y este arrancó a toda velocidad perdiéndoseles de vista rápidamente.
Yo - jajajaa, Pero que tonta es la gente que se gana el dinero sin trabajar por él. Confían en cualquiera.
Sujeto del auto - ¿Confiar? con la seguridad que tiene esa doña cualquiera estaría confiado.
Sé como hiciste para entrar a la casa, eso de hacerte pasar por un intento fallido de héroe y hacer que yo fingiera atropellarte cuando solo te empuje levemente para que así la señora sintiera lástima de ti y te recibiera en su mansión fue un buen plan. No sé como se te ocurrió tal cosa. ¿pero burlar a los guardias? eso si que es un enigma. ¿cómo le hiciste?
- Es un enigma para ti porque solo te mencioné mi primer plan, realmente burlar a los guardias fue lo más fácil del mundo, mas aún que meterme a su mansión, la viejecilla siempre que ocupaba algo enviaba a uno de sus guardias a que se los trajera. Sólo tuve que entretener a la solitaria viejecilla hasta que tuviera ganas de ir al baño, o tuviera que dejarme en la sala por alguna razón, entonces el héroe fallido le pediría algo para sus molestias, y posteriormente, solo era cuestión de pedirle al otro guardia otra cosa para que se fuera, sin embargo fue mas fácil de lo que pensaba.
Además la tipa tiene cosas de valor por toda la casa, solo tuve que quitarle un collar de perlas a su gato, esconderla en la bolsa de hielos y tomar su pequeña alfombra llena de diamantes usarla como faja y abrocharme la chaqueta. Después del asalto a Manolo este ha sido el más fácil.
Sujeto del auto - jaja ese amigo tuyo, se lo merecía por hipócrita, valla que usarte para sacarte el dinero. "¡Amigo! eres como mi hermano, mi mejor amigo, tengo una situación difícil préstame dinero, luego te lo devuelvo. O espera, amigo me surgió otra situación préstame dinero de nuevo, luego te lo daré". ese tipo si que era odioso.
Yo - Sí pero ya recibió su merecido, solo le había prestado 15 mil, puedes quedarte con los otros 15 mil, y puedes hacer lo que quieras con el collar de perlas, yo me quedaré con la alfombra.
Sujeto - Si jefe.
Yo - Por cierto, antes de largarnos de esta ciudad, hagamos una parada con Doña Cleotilde, quedé de conseguirle un trabajo donde ganaría mucho.
-Cómo digas jefe, tu eres el genio hermano.
-Vuélveme a decir hermano y te asesino.
¡Toc Toc!
¿Quién?
-Soy Sócrates.
-Pasa
-Mire vine a hablarle del trabajo que le prometí, donde tendrá un gran salario.
-Espero y sea cierto, que yo soy muy lista y se cuando me mienten.
-Claro que es cierto doña Cleo, mire, este es su trabajo, será la conductora del señor Ricardo, el es un excéntrico millonario, paga muy bien a todos sus empleados, su antiguo conductor acaba de retirarse pues con lo que le pagó hizo su vida sin necesidad de trabajar, yo le dije que usted podía ser su conductora, solo que quiere verla conducir.
-Claro, yo conduzco bastante bien, tengo mucha experiencia con sillas de ruedas.
¿jefe,. seguro que esta no me mata?- susurró el grandulón a mi oído.
-Señorita Cleo, el señor quiere que lo lleves al hospital que se encuentra cercas de la estación de policía, solo para ver que tal conduce.
-De acuerdo.
Esa misma tarde, la señora Cleotilde llevó al sujeto en el carro rojo, quien se bajó en el hospital. Después de eso el sujeto no se volvió a aparecer, la policía encontró el auto con la señora Cleotilde al volante por lo que fue arrestada bajo el cargo de cómplice del robo de perlas. Sin embargo no se encontró al culpable directo ni al enmascarado. Algo lógico, pues es difícil encontrar a alguien sin saber su rostros e imposible capturar a alguien que no existe, por lo menos no legalmente.
Ahora mi nombre es Arnoldo Bautista Mosqueda, tengo una departamento en otra ciudad, cercas de gente con muchas pertenencias valiosas, pero no por mucho tiempo jajaja.
FIN? |