EL ORIGEN DEL ODIO…
He tratado de desentrañar éste sentimiento,
que a veces puede motivarnos otra persona.
Es tan poderoso y destructivo, que nos ciega.
Parece venir desde lo más profundo, de nuestra caverna emocional,
aullando salvajemente, como una fiera herida y sin control.
“El otro”, pasa a ser un enemigo,
las palabras se convierten en dardos envenenados,
que despedimos con afán de destruir, o repeler el ataque.
Es un campo de batalla, entre dos seres llenos de rencor,
se trata de matar o morir, como última alternativa.
Me pregunto… si tiene que ver con el desengaño,
la frustración, las diferencias incompatibles;
O tal vez, son los fantasmas del pasado,
que nos “asaltan” de improviso,
ante determinadas situaciones.
Es tan doloroso y devastador, que va destruyendo,
todo rastro de sentimientos hacia el otro,
al cual de pronto, no podemos reconocer.
También los daños colaterales son tremendos,
barren con la autoestima, el respeto, y la consideración.
Cuando hay “odio”, no hay piedad,
solo quedan cenizas de lo que fue,
un sabor amargo, y la soledad…
la eterna soledad,
como inevitable compañera…
|