La verdad es que necesitar, uno no necesita a nadie porque nadie necesita a uno, en todo caso se complementan en las efímeras necesidades de un tiempo perentorio que no alcanza la millonésima parte de un segundo.

Entonces porque afanare en recorrer un mismo cuando esta visto y demostrado que por mucho que se empeñen mis maltrechas alpargatas gamas pisarán el mismo polvo, en todo caso será bien parejo hasta que el viento cambie.

Por el contrario si en uno de esos casuales se desechan las necesidades superfluas, nadie y uno se entrecrucen en más de alguna que otra ocasión y hasta puede que tropiecen en la misma piedra.

El pensamet es cert...
El dit a terra y el cul overt

Joan © Bosch