Ella es una linda niña loca que conozco no hace mucho tiempo. La personalidad se me parece a la de mi mamá, y en mi casa la adoran, no sé si será egocentrismo familiar, no lo creo, yo pienso que cuando la ven ellos piensan que es bonita y dulce, y a decir verdad, ¿qué más se le puede pedir a la vida si no es algo bonito y dulce?
Yo a veces la veo bonita y dulce, y cuando la veo así, me gusta y la quiero querer, no sé si algo más, pero al menos quererla. Es divertido verla vivir, cuando estoy con ella, me pregunta constantemente que por qué me río tanto si no me está haciendo comentarios graciosos, y yo le respondo que es por ella, que me agrada estar con ella, que me divierte su locura; porque así soy yo, le digo a alguien loco que está loco y no me importa, me gusta decirle las cosas así no más, a ver cómo reacciona, y lo mejor es que cuando le digo la verdad no me toma en serio, y entonces me río aun más.
A veces miento, solo por placer, y es cuando resulta más divertido, pues sólo cuando miento me toma en serio. Me alegra ver cómo reacciona cuando le digo que mi vida sin ella sería un desastre, que la necesito para vivir, que la amo descontroladamente, que en sus ojos me veo a mí, y entonces que si no la veo, no me veo, y si no me veo, estoy perdido, sin ella, luego le pregunto si entiende, y ella dice que sí, pero yo sé que ella no entiende, si entendiera sabría que estoy mintiendo, porque cuando digo verdades no me toma en serio, y cuando digo mentiras ella piensa que son verdad.
Nuestra permanencia juntos está completamente ligada a esa red de mentiras, que es lo único que somos capaces de creer, y yo no lo entiendo muy bien, pues si le dijese la verdad de lo que es para mí estar con ella, también resultaría algo bonito y dulce: ¿y qué más se le puede pedir a la vida si no es algo bonito y dulce?
Si me creyese mis verdades le diría entonces que nada me hace tan feliz como estar con ella, ¿pues cómo se mide la felicidad, si no es por los momentos que podemos contar en que nos reímos sin que haya motivo alguno para la risa?, le diría que me encanta a lo que huele, que es para mí una mezcla de esos aromatizantes falsos de vainilla y fresa, con su verdadero olor a piel guardada, ese olor que se ha repetido tantas veces ya, que es como si nunca hubiese dejado de olerlos, que es como si fuera parte de mí, y entonces olerla es como una adicción, le diría que es difícil describir las irrefrenables y primitivas emociones que surgen cuando un hombre se acerca a una mujer con la que sabe que puede tener sexo, cuando el hombre es fértil y ella también, cuando ella cumple con su ancestral tarea de hacerme sentir un macho dispuesto a cumplir mi función de reproducir el misterio de la vida (que desde que las cigüeñas murieron por el esmog, ya no es tanto misterio), y que entonces se siente un cosquilleo en todo el cuerpo, y una erección que se piensa que es del tamaño de la torre eiffel, que es tan poderosa que controla tu cerebro, y sabes que debes cumplir con tu misión, resolver el misterio, y ser noble y demostrar que las cigüeñas no murieron en vano.
Para mí eso es bonito y dulce, una vez se lo dije y se ofendió de una manera, que se puso toda roja y mientras me gritaba pestes y maldiciones, de sus ojos brotaba agua, me dijo que no me quería volver a ver en la vida y que mi presencia era lo más asqueroso de la faz de la tierra; entonces entendí que ella no entendía, que lo que yo le había dicho era bonito y dulce, y entendí que no me quería, que ella estaba conmigo era por la red de mentiras, entonces yo entendí.
Al otro día me llamó, aún con rabia, pero con ganas de escuchar mentiras, yo me di cuenta, y entonces le dije que todo lo que había dicho eran mentiras, que no sé de dónde salieron, que ella era una princesa y que de su reino yo era su peón convertido en príncipe azul por ella, que me perdonara por mi instante de demencia, que me perdonara.
Ella me perdonó y seguimos juntos, así se dice, estamos juntos, aunque juntos no estamos, estamos de hecho separados, ella vive en otra casa diferente a la mía, y solo hablamos de vez en cuando, dos o tres veces al día, dependiendo del estado de ánimo de ella, nos vemos varias veces a la semana, de acuerdo al tiempo que tengamos.
Aun así, yo la quiero mucho, por todo eso que les dije, la quiero y no me importa que tenga novio, no me importa, a mí me parece normal que alguien quiera estar con más de una persona sea sexualmente o sea por compañía, esa es la verdad; pero por acá todos dicen que lo que yo digo es malo, que las personan se aman y son el uno para el otro, y que se complementan, y que muchos están destinados a estar juntos por el resto de sus días, eso dicen; aunque ella cuando está conmigo parece que creyera que no tiene novio.
…Les voy a confesar una cosa…yo a estas alturas del relato no entiendo nada, y le digo la verdad ahora porque ya no soy capaz de mentirle, no soy capaz, empecé a hablarle de un loco y la verdad es que ya no sé el loco quién es, si usted, todos, ella, o yo, no lo sé, pero creo que soy yo, mi mamá me lo dice todos los días: que yo estoy loco, que llevo ya cinco meses hablando de una muchachita que ni siquiera conozco, que es imposible que yo haya conocido una muchachita siendo que llevo más de dos años sin salir de la casa, desde que esa otra muchachita al parecer acabó conmigo.
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