Hace años solía recorrer los senderos de las alturas de Tarma,
Nadie los transita ahora, solo el atardecer.




A lo lejos, rompe el silencio nocturno el tañer de una vieja campana,
El viento convierte su sonido en tenue murmullo que me llega muy quedo al oído.




De pronto un relámpago nocturno revela
La alfombra de hojas color sepia que me lleva a casa.




¡Oh, Dios!, Era tan grande su belleza
Que ni siquiera las gotas de lluvia parecían tocarla.



Estoy viejo y el camino a casa es muy largo,
No me siento solo, me acompañan los recuerdos.




Una suave brisa que llega del sur
Mueve apaciblemente los sauces del camino.




Muchos le preguntan de dónde viene, otros a dónde va,
A todos ellos les responde solo con una amable sonrisa.




Querida amiga, aunque las arrugas pueblen tu piel,
Tú resplandeces junto con el sol cada mañana.