ANDREA*
*Un sueño...Cuasi erótico.
Gruesas gotas de agua cayeron sobre el empedrado del parque y el vapor que se levantó de los guijarros,pronto se diluyó en el aire.Corrí presuroso a refugiarme a la puerta de la pequeña iglesia del pueblo,que huérfana de feligreses parecía llorar su soledad.
Pronto se unieron otros parroquianos que,al igual que yo,huían de la lluvia.
Desde el sitio donde me encontraba,podía observar el parquecito del pueblo y,en medio,el kiosco rojo y blanco que daba vida a un cuadro monótono y gris.El kiosco sólo abría sus puertas los domingos,cuando bajaban de las laderas los campesinos,cargados de frutas y verduras para el mercado.Entonces el parque se desquitaba de su soledad del resto de la semana y lo celebraba vistiéndose con el ropaje de los toldos blancos y se adornaba con los colores de las flores, que aún mostraban en sus pétalos el rocío de las montañas.
El templo también se olvidaba de su orfandad y desde muy temprano, sus campanas daban la bienvenida a los feligreses,con un timbre que parecía pregonar felicidad.
La lluvia aumentaba y yo seguía inmerso en mis pensamientos.De pronto escuché una risa casi infantil y percibí en medio de la lluvia,dos figuras que avanzaban en loca carrera hacia donde me encontraba.Al llegar,completamente empapadas,nos salpicaron de agua,pero ellas ni siquiera lo advirtieron.
Eran dos jóvenes de dieciocho y quince años aproximadamente.Se acomodaron cerca de mi,sacudidos sus cuerpos por el frío.La mayor,de cabello corto y claro,parecía ausente y su rostro no dejaba traslucir ninguna emoción.La otra,en cambio,reía sin parar.Se reía de los ocasionales transeúntes que corrían a refugiarse de la lluvia.Se reía de la cara seria de su amiga.Incluso se reía de los que estábamos con ella en aquel pequeño espacio.
En varias ocasiones apoyó su cabeza en mi hombro y me asió del brazo,sacudiéndome al ritmo de los movimientos que le producía su risa.Ella reía con su cuerpo,con sus manos,con sus ojos claros y la risa adquiría un timbre especial cuando chocaba con sus dientes perfectos.Un trigal maduro era su cabello,peinado en dos colitas que destilaban agua.
Yo la observaba con cierta sorpresa y también divertido y admirado por su gracia y alegría.Cuando advirtió que la miraba detuvo su risa,cambiándola por una sonrisa pícara y sus ojos se encontraron con los míos.
Escuché su voz y creí por un momento que le hablaba a su compañera,o a alguien situado detrás de mi.Al notar que me sorprendí,repitió su pregunta: ¿Tú no eres de éste pueblo,verdad ?.Asentí en silencio y continué mirándola complacido de que se dirigiera a mi.Nuestros cuerpos estaban casi pegados el uno al otro,debido a lo estrecho del lugar.
Continuó hablándome: ¿Cómo te llamas ? Gabriel Fernando...Y tú,Andrea.Es un nombre hermoso,le dije.Tu nombre también me gusta.¿ Cuántos años tienes Andrea ?.Cumpliré
dieciseis en Diciembre..Y tú cuántos años tienes Gabriel Fernando ?.Cumpliré...muchos más que tú,respondí.
Ella seguía mirándome a los ojos, con una curiosidad de niña dibujada en los suyos.Luego,empleando el tono de una mujer mayor,me dijo."Gabriel Fernando,sabes...tú me gustas...me gustas mucho. Y,¿ Yo te gusto a tí ?.Sí.Eres una niña preciosa y cuando seas mayor,serás mucho más hermosa.Enarcó las cejas y,con una voz firme que remedaba la de una persona mayor,dijo "Yo no soy una niña.Ya soy mujer y te lo voy a demostrar." Y sin que yo pudiera evitarlo,se aferró a mi cuello y me besó con fuerza en la boca.Fue un beso húmedo,ardiente y feroz.Un beso de mujer.De repente me soltó,tomó a su amiga del brazo y la arrastró consigo,para perderse en medio de la lluvia que aún no paraba.
El viento que se hacía jirones en los aleros de las casas,me parecía que susurraba un nombre: Andrea...Andrea...Andrea. |