EL RETRATO DEL VIOLINISTA
Ariadna había despertado con los primeros rayos luminosos de la Aurora, ese día la mañana había amanecido brillante y transparente; corrió las cortinas de las ventanas que daban hacia su jardín y contempló los bellos paisajes que pintaban las nubes, formando diferentes figuras que se podían retratar con la mente, para luego plasmarlo en un lienzo y darle pinceladas con color claro o intenso, dependiendo de cada pintor. Estaba metida en sus pensamientos contemplando el panorama cuando un toque a su puerta la sacó de sus pensamiento, era un mensajero que le traía un paquete que le enviaba su padre, sin previo aviso, ella lo tomó, pero no se inmuto, conocía muy bien a su padre y sabía que él era así, misterioso, místico, a veces imperceptible como la misma vida, dio las gracias al mensajero y subió a su habitación, abrió el paquete para ver su contenido, y era un cuadro con un retrato que por la pátina del tiempo estaba desdibujándose, daba la impresión de haber sido restaurado muchísimas veces. El retrato representaba a un Maestro y genio del violín de tiempos remotos, lo contempló y sintió una gota de nostalgia, pero repentinamente, un gran ímpetu sacudió su interior, reanimando su ánimo, y como atraída por una fuerza magnética tomó el violín que le había regalado su padre y tantas veces ella había tocado para enternecerlo; afinó sus cuerdas y con gran maestría tocó una fascinante melodía, el violín iba generando constantes vibraciones que producían ondas sonoras y luminosas que hacían que su mente se elevara y a su alma le trasmitiera inefables sentimientos, mientras tocaba el violín sentía una fausta felicidad, porque era como que en esos momentos su padre estuviese con ella disfrutando de la melodía, como siempre él solía hacerlo.
Al siguiente día Ariadna leía un libro cuando una suave brisa entró por su ventana y un seco golpe se escuchó en su habitación, ella fue a ver lo que pasaba y, encontró que el retrato estaba roto en el suelo junto al violín, era como un misterio, pensaba en ello, cuando repentinamente sonó el teléfono y ella se apresuró a tomarlo, era su padre que la llamaba para saludarla y darle la triste noticia que el genio del violín de esta era había muerto, esa noticia la impresionó y sintió como que un sismo le hubiese estremecido el alma, le preguntó la hora del suceso, y ella se dio cuenta que era justamente la misma hora que ella tocaba el violín, era como que ella hubiese tocado por él la última melodía de su vida.
F I N
Cuento ficticio
Por: Mayte Moreno
21-01-2014
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