Estas manos mías

¿Ves estas manos? Desde que saben que existes están risueñas: su alegría se derrama entre los dedos. Bebieron el sol de la mañana y bañaron tu cuerpo de colores. Mojadas de agua lluvia, elevaron tu rostro para robarte un beso a la luz de la luna. Exploraron en una selva de pestañas de seda, el fulgor de tu mirada. Sepultadas bajo las hebras cariñosas de tu pelo, desentrañaron su negro misterio.

Surcaron tus predios para sembrar ternuras. Redescubrieron sobre tu piel las caricias dormidas. Se deslizaron por tu cuerpo, explorando palmo a palmo los accidentes de su geografía. Ascendieron sus elevadas cumbres, descendieron a valles rumorosos y se humedecieron con sus ríos voluptuosos. Son manos de alfarero, que moldearon la arcilla con formas primorosas.

¿Ves estas manos que te buscaron bajo la hierba seca que acunaba olores de los amores idos? Están tranquilas pues tienen el reposo de tu voz sedante. Estas manos mías, risueñas, iluminadas, mojadas, sepultadas, andariegas, embarradas, están felices. ¿Sabes por qué? Porque las tienes prisioneras y de tanto caminar por tus senderos adquirieron el aroma de tu piel.

Alberto Vásquez.