MI PURITO MAÑANERO.- El humo del purito se eleva mirando con curiosidad al Jefe al que encuentra hoy algo extraño porque, mientras escribe, no deja de mirar hacia la foto de una mujer que hay en la estantería.
Me encuentro casualmente con tu mirada desde la foto en blanco y negro que tengo enfrente. Me miras desde tu juventud, como si el tiempo se hubiera detenido en ti, y me vieras ya como el hombre mayor que sería y con el que entonces pensabas compartir tu vida. Seguro que me imaginaste como ahora soy después de haber envejecido juntos. Siempre has tenido dotes de bruja y cuando decidiste iniciar el camino conmigo seguro que tuviste en cuenta cómo sería su último tramo. ¿Acertaste, verdad?
Yo hoy quiero verte como estás en esa vieja foto: con los ojos “melados” que me penetraron el alma y me engancharon del corazón para siempre; tu boca que me anticipaba dichas sin fin; tu cara de mujer aparentemente frágil, pero con unos rasgos esculpidos que anticipaban tu fuerza interior y tu carácter. Hoy, mujer, quiero verte así, aunque tú me veas de otra manera.