Sin duda existe Pau, y esta el bosque de Kerupar, cuando ella llego era de noche con luna llena, le pareció hermosísimo con árboles de pinos, sándalos gigantescos, frondosos, con aromas deliciosos. Con un río que reflejaba la luna, los cantos de los bichos eran encantadores y desde ese día quiso quedarse allí.
Entonces vio un inmenso árbol de pino, muy grueso, alto y decidió que ese sería el lugar perfecto para quedarse en Kerupar, colgó sus maletas en las finas ramas y saludo a Tel, el tan gentil pino que se alegró de que le acompañara.
Al amanecer Pau, camino por todos lados sintiendo curiosidad por cada criatura del bosque, encontró un ronsoco, una nutria, una elefanta, una hormiga, un ñandú y varias zarigüeyas.
Poco a poco fue descubriendo a los otros animales del bosque, casi todos saludaron a Pau con una sonrisa, algunos movieron la cola y otros le miraron de lado, pero a Pau no le importo porque estar allí era lo que le fascinaba.
La elefanta parecía desmemoriada, recordaba pocas cosas y preguntaba a Pau como era afuera del bosque. El ronsoco atinaba a ordenar las semillas por colores, algunas veces confundía los grupos, pero sonreía. El ñandú buscaba bichos en los arboles con su largo pico y corría asustado cuando la elefanta gruñía porque no recordaba su nombre. La nutria andaba entre sonrisas y risas todo el tiempo buscando peces en el río.
La hormiga guardaba hojas para el invierno, delicada y pacientemente. Todas las zarigüeyas buscaban una nuez que rodaba en los arboles de pino y más de una vez Tel se reía cuando trepaban por sus ramas buscando la nuez.
Pau recorría con ellos el bosque ayudándoles en lo que podía.
Uno de esos días, se oyeron voces que llegaban al bosque, eran cazadores de elefantes; todos los animales se asustaron y corrieron lo más lejos posible mientras los cazadores tomaban posición; cerca del río hicieron su campamento, encendieron una fogata, pusieron sus carpas para dormir y sus armas.
Al anochecer Pau llamo al ronsoco, las nutrias, la elefanta, las zarigüeyas, el ñandú y la hormiga, en ese instante la elefanta se acordó de su nombre: Sandy. Estaba feliz de saber cómo se llamaba, daba vueltas, movía sus orejas y empezó a dar barritas que retumbaron en el bosque, los demás se alegraron, cada uno daba saltos y vueltas, a la vez que felicitaban a Sandy por su nombre; pero de pronto se puso triste porque también recordó como llego a Kerupar; al verla los demás dejaron de dar vueltas y le preguntaron que le pasaba. Entonces ella les conto que hace tiempo atrás cuando su manada andaba por la montaña unos hombres empezaron a disparar contra ellos, muchos elefantes fueron heridos, todos corrían despavoridos, los disparos no cesaban luego tiraban redes y los heridos eran atrapados en ellas. Los más ancianos murieron al iniciar la cacería. Pero su madre le gritaba que corriera hacia el río, en esa parte del relato Sandy hizo una pausa seguida de un silencio largo y termino diciendo: fue así que llegue a Kerupar escapando de los cazadores. Recordó entre lágrimas a su manada, a su familia y porque no estaba juntos.
El ronsoco y el ñandú le consolaron diciendo que no correría esta vez, que encontrarían una manera de ahuyentar a los cazadores y su campamento. Se escuchó un suspiro del resto, luego se escucharon las preguntas: ¿cuál sería la forma de hacer que se fueran?, ¿quiénes lo harían?, ¿sería suficiente?
Tel, que había escuchado todo y estado en silencio dijo: Vivo en Kerupar desde hace muchísimo tiempo y he visto como los cazadores destruyen el bosque, contaminan el río pero también he visto que son débiles cuando son atacados por una colonia de abejas, de avispas o de mosquitos o de hormigas. Conozco a Mimi, la abeja reina, de la colonia que esta cuesta arriba del río, hay que buscarla y explicarle lo que sucede para que nos ayude a ahuyentar a los cazadores.
Había muchas cosas por hacer en poco tiempo entonces se organizaron para buscar la colonia de abejas, de mosquitos y de hormigas:
Lena, la hormiga, iría a buscar a la colonia de hormigas.
Wawi, el ronsoco y Doshs, el ñandú, se ofrecieron a buscar a Mimí.
Mientras las zarigüeyas irían a buscar a la colonia de avispas
Pau y las nutrias irían a buscar a los mosquitos.
Sandy y Tel observarían el campamento de los cazadores mientras los demás buscaban ayuda.
Esa noche había luna llena, así que los caminos se veían con claridad. Pau y las nutrias fueron en dirección de los árboles frutales donde los mosquitos vivían, no tardaron mucho tiempo en llegar; se pararon en el árbol de manzanos luego empezaron a zumbar hasta que apareció la guardia de la colonia. Les saludaron y les explicaron el peligro que acechaba a los animales del bosque sin embargo ellos dudaron en avisar al consejo de la colonia del pedido de Pau; Onder y Zafty, las nutrias insistieron que luego de la cacería de elefantes, el bosque iría desapareciendo junto con los arboles de manzanos. De ese modo los llevaron ante el consejo que escucharon el pedido de ayuda para salvar el bosque y ellos estuvieron de acuerdo en colaborar, junto con Pau acordaron la hora que estarían el campamento de los cazadores.
Rocky y Set, las zarigüeyas buscaron los arboles más altos del bosque para llegar a la colonia de avispas, encontraron un enorme ceibo y treparon cuidadosamente hasta llegar unos 4 metros del suelo, sobre ellas estaba el panal cuidadosamente custodiado por zánganos que volaron alrededor de las zarigüeyas ni bien los vieron; Rocky sin soltarse de las ramas les dijo del peligro de los cazadores de elefantes y que necesitaban de su ayuda. Los zánganos ni se inmutaron con lo dicho por Rocky, entonces Set les hablo que la desaparición del bosque perjudicaría a todos los animales, estos les dejaron entrar en uno de los tuneles del ceibo frente a la reina avispa. Ella luego de escucharles acordaron la hora que estarían en el campamento de los cazadores.
Wawi y Doshs marcharon cuesta arriba del río en busca de Mimi, la abeja reina... continuara
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