Alfonsina, llévame, te suplico,
al mar que mojó tus aguas tristes,
lleva mis harapos, mi valentía,
el pico nevado que me nombra,
los campos de maíz que sembré
con hermanos de sangre, llévate,
conduce el carrito negro y blanco
de mis navidades perdidas,
haz que sus luces parpadeen,
y se interne en arenas albas,
contigo.
Te doy mi cama florecida,
mis silencios,
el poco amor que tuve,
lleva tus octubres, mis mayos,
mi caballito de totora
ahogado en lagos de madera.
Condúceme, guíame, Alfonsina,
no vayas sola, no te ausentes
sin mis manos dispersas
en campos de agua turbia,
mi hojas se han ido,
sin poemas, sin vocales.
Que tus olas,
tus rocas muertas
y las anchas playas
que ciñeron tu sueño, me sueñen,
no lo hagas sola, Alfonsina, mírame,
no me dejes, no me cantes,
cállame en tus manos,
quiero vivir contigo, en ti,
en tus aguas dulces de mar vivo.
julio de 2007
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