Esperanza

Camino por entre la gente
nos hemos vuelto invisibles;
no existimos…
Las miradas perdidas
sumergidas en un abismo
de pensamientos…
Me pierdo entre los ires y venires;
de muertos vivientes
que apenas y respiran...
Sin esperanzas, sin alma
sin sentidos.
Autómatas de una vida estéril.
¡Quedo absorta!
A punto la razón y me niego…
De pronto;
un jalón en mi mano sentí,
una dulce voz me llama…
¡Mamá!
Y al volver la mirada
en sus pequeños ojos descubrí,
la vida, el amor…
Respiré hondo, el aire
llenó mis pulmones.
Me sentí viva otra vez.
Ese pequeño ángel
me hizo reconocer, que no hay
nada perdido…
Si en su sonrisa tierna revive
la esperanza cada vez…


Bárbara Lavín ©